LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 16

2- QUÉ ES LA ASAMBLEA DE DIOS No podemos ser demasiado ingenuos al asir esta verdad, en un tiempo como el presente, en el cual las pretensiones clericales se elevan tan alto. La falsamente llamada iglesia abre su seno con engañosa ternura e invita a las pobres almas cargadas de pecado, fatigadas del mundo y agotadas, a refugiarse allí. Ella, con pérfida liberalidad, abre de par en par la puerta de sus tesoros y los pone a disposición de las almas desnudas y gimientes. Y por cierto que esos recursos tienen un poderoso atractivo para aquellos que no están sobre “la Roca”. Hay un sacerdocio ordenado que pretende estar ligado, por una línea ininterrumpida, a los apóstoles, pero, lamentablemente, ¡cuán diferentes son los dos extremos de la línea! Hay un sacrificio continuo, pero, lamentablemente, es un sacrificio sin efusión de sangre y, por consiguiente, sin valor (Hebreos 9:22). Hay un espléndido ritual, pero, lamentablemente, tiene su origen en las sombras de una época pasada, sombras que han sido para siempre reemplazadas por la Persona, la obra y los oficios del eterno Hijo de Dios. ¡Sea por siempre adorado su Nombre sin par! El creyente tiene una respuesta concluyente para todas las pretensiones y promesas del sistema romano. Él puede decir que ha encontrado su todo en un Salvador crucificado y resucitado. ¿Tiene necesidad del sacrificio de la misa? Él está lavado en la sangre de Cristo. ¿Acaso necesita de un pobre sacerdote pecador y mortal que no puede salvarse a sí mismo? Él tiene al Hijo de Dios por sacerdote. ¿Necesita de un pomposo ritual con todos sus imponentes accesorios? Él adora, en espíritu y en verdad, dentro del Lugar Santísimo, donde entra con seguridad por la sangre de Jesús. Continuará...

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