Ministerio cristiano : Manantial de Vida, Audiolibro: Meditaciones Diari...

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 69

MAX LUCADO 7- SIRVE TÚ «Sírvanse los unos a los otros por amor». GÁLATAS 5.13, RVC Sin embargo, nuestra libertad no es excusa para hacer todo lo que deseemos. Todo lo contrario. Puesto que somos libres, podemos servir. Voluntariamente, nos contratamos a nosotros mismos para servir a otros. En una sociedad que busca que la sirvan, nosotros buscamos oportunidades para servir a los demás. Andrés fue un gran servidor. Era el hermano de Pedro. Venía del mismo pueblo que Santiago y Juan. Pero cuando hablamos del círculo íntimo de Pedro, Santiago y Juan, no mencionamos a Andrés. Su nombre nunca aparece al comienzo de la lista de líderes. Vivió a la sombra de otros. En la foto grupal, aparecía al costado, con las manos en los bolsillos. A lo mejor, era el que sujetaba la cámara. Sin embargo, silencioso no significa autocomplaciente. Solo porque Andrés evitaba estar en el primer plano, no significaba que no tuviera fuego. Llevó a su hermano Pedro ante Jesús. Pedro pasó a predicar el primer sermón. Pedro fue el líder de la iglesia de Jerusalén. Pedro llevó el evangelio a los gentiles. Escribió cartas que nosotros aún leemos. Defendió al apóstol Pablo. Cualquiera que aprecie las cartas de Pablo, le debe gratitud a Pedro. Y cualquiera que se haya beneficiado de la fe de Pedro, como la de una roca, tiene una deuda con el espíritu servicial de Andrés. Por cierto, fue el espíritu servicial de María lo que llevó a Dios a elegirla para ser la madre de Jesús. No era una estudiosa ni miembro sofisticada de la alta sociedad. Ella era una chica simple. Sencilla. Una campesina. Se mezclaba entre la gente. Era de Nazaret, una villa polvorienta de un distrito oprimido de Galilea. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 68

MAX LUCADO 7- SIRVE TÚ «Sírvanse los unos a los otros por amor». GÁLATAS 5.13, RVC A lo largo de los años, a menudo he pensado en ese profesor. No era pastor. No era dinámico. Era propenso a titubear al hablar. No tenía título ni grado seminarista ni un puesto reservado en el estacionamiento de la iglesia. Nunca llenó estadios. Hasta donde sé, nunca fundó una iglesia. No era experto en crecimiento de iglesias ni en resolver el hambre mundial. Si en su testamento dejó una donación cuantiosa para una organización sin fines de lucro, nunca he sabido de eso. Pero su enseñanza redireccionó mi camino. No lo he visto desde entonces, pero he visto a cientos como él. Servidores silenciosos. Los actores secundarios del reino de Dios. Buscan hacer lo correcto. Se presentan donde los llaman. Abren la puerta. Hacen la cena. Visitan al enfermo. Rara vez los ves frente a una audiencia. Es el último lugar donde quieren estar. No se paran detrás del púlpito; se aseguran de que el púlpito esté ahí. No usan micrófono pero se aseguran de que esté encendido. Encarnan el siguiente verso: «Hermanos, ustedes han sido llamados a la libertad, sólo que no usen la libertad como pretexto para pecar; más bien, sírvanse los unos a los otros por amor» (Gálatas 5.13, RVC). Estas palabras aparecen al final de un documento que trata acerca de la liberación. A lo largo de cinco capítulos, el apóstol Pablo proclamó: «¡Son libres! Libres del pecado. Libres de las reglas. Libres de las normas. Ya no llevan el yugo de la esclavitud y ha comenzado su liberación». Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 67

MAX LUCADO 7- SIRVE TÚ «Sírvanse los unos a los otros por amor». GÁLATAS 5.13, RVC Lo recuerdo como un hombre grande, con una contextura como la de un bloque de concreto. Usaba el cabello al rape, corbata y camisas blancas de manga corta con un protector de bolsillo siempre presente. Yo era uno de los niños de cuarto grado que asistía al estudio bíblico que él impartía cada miércoles, en la congregación Parkview Church of Christ de la ciudad de Odesa, Texas. La sala de clases tenía por lo menos doce pupitres. No recuerdo el nombre del profesor. Tampoco los detalles de su vida. ¿Era plomero o cartero? No tengo idea. Lo que recuerdo con alarmante detalle es la tarde del 10 de febrero de 1965. Intentaba enseñarle a su grupo de niños de diez años el significado del séptimo capítulo de Romanos. Esa es la sección donde el apóstol Pablo confesaba la guerra civil que asolaba su corazón. El tema era denso para un grupo de niños. Cuando habló acerca de la conciencia atribulada y la necesidad de perdón, yo tomé nota. No le di ninguna razón al profesor para pensar que la clase había dejado una marca en mí. No hice ninguna pregunta ni le agradecí por sus palabras. Probablemente se haya ido a casa sin entender mucho o nada del impacto de esa clase. Si su esposa le hubiese preguntado: «¿Cómo estuvo la clase?», él se habría encogido de hombros y habría dicho: «No sé. Esos niños no hablan mucho». Lo que no sabía era que el pecoso pelirrojo de la segunda fila estaba escuchando. Esa noche, entré en el dormitorio de mi padre y le pregunté sobre el cielo. Papá se sentó en la esquina de la cama y me invitó a hacer lo mismo. Me habló sobre la gracia. Le pedí a Jesús que me perdonara. Me bauticé al domingo siguiente. Comenzó un nuevo yo. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 66

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Pero mamá y papá comenzaron a ponerse ansiosos. Cuando salían a caminar diariamente, cuando comían, y cuando se levantaban y se iban a la cama, le explicaban en detalle el proceso del viaje. Parecía que Bill entendía el plan. Aun así estaban preocupados. Entonces Dan y Nancy convirtieron esas preocupaciones en oraciones. Reclutaron a varios amigos y familiares para que oraran por protección a favor de Bill. Oraron justo hasta el momento de ir al aeropuerto.Dan necesitó un pase especial para poder acompañar a Bill hasta la puerta. Bill estaba nervioso, así es que, para quemar energía, caminaban de aquí para allá en el vestíbulo. Nancy los llamó dos veces. El hermano de Atlanta llamó una. Toda la familia estaba nerviosa. Finalmente, diez minutos antes de embarcarse, Dan acompañó a Bill hasta la puerta. Cuando le pasaba a Bill su pase de abordar, dos mujeres gritaron: «¡Oye, Bill!». Conocían a Bill del almacén. Estaban en el mismo vuelo. Justo cuando terminaban de saludarlo, un hombre gritó: «¡Oye, Bill! ¿Quién me va a ayudar a llevar los filetes?». Iba camino a Atlanta también. Durante los diez minutos siguientes, otras personas reconocieron al joven y lo saludaron. Ya cuando abordó, iba con nueve amigos que lo cuidarían en el avión, uno de los cuales se ofreció a llevarlo hasta dejarlo con su hermano. Cuando Dan informó de las noticias a Nancy, se le quebró la voz de emoción. Ella recordó la reafirmación de una amiga: «No te preocupes, Nancy. Nuestro buen Bill se encontrará con alguien que lo conozca y cuidara de él». Sí, pero ¿nueve personas? Dios escuchó las oraciones de los familiares y la de los amigos. También escuchará la tuya, amigo(a) mío(a). Podemos hacer mucho después de orar, pero no podemos hacer nada hasta que no oramos. Antes de servir, antes de enseñar, antes de dar ánimo, oremos. Nuestro llamado es ser un Abraham en representación de las personas de nuestro mundo. Sitúate entre ellos y Dios, y habla. Ten por seguro que él te escuchará.

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 65

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC De hecho, «nos hizo sentar con él en las regiones celestiales» (Efesios 2.6, NVI). Tú hablas en representación de tu familia, de tu vecindario, de tu equipo de sóftbol. Tu esfera de influencia es tu región. A medida que creces en fe, tu distrito se expande. Dios te carga con una preocupación por los huérfanos, por las tierras lejanas o por los necesitados. Responde a estos llamados con oración. Sé el Abraham de tu callejón sin salida, el centurión de tus trabajadores. Suplica a Dios en representación de ellos. ¿Por qué nos diría que oráramos «venga tu reino» (Mateo 6.10, NVI) si no pudiéramos hacer ningún impacto en la venida del reino? ¡Dios no te va a prohibir la entrada! Tu oración persistente abrirá las puertas de Dios en favor de tus amigos. Mis amigos, Dan y Nancy Pratt, relatan una historia sobre la oración que vale la pena volver a contar. Celebraron su cuadragésimo aniversario de matrimonio con un viaje del que habían conversado desde el día en que se casaron: se fueron de vacaciones a Hawái. Pero casi se arruina la excursión debido a algunos momentos de ansiedad anteriores al despegue. Dan y Nancy tienen un hijo de treinta años, llamado Bill. Ese joven tiene un retraso lector por ambiente social desfavorable, es excelente para embolsar los abarrotes de un almacén cercano. A cada persona que ve, la saluda con un «¡hola!» a gran volumen. Todos conocen a Bill. Sin embargo, ese joven tiende a perderse. Según su papá, Bill tiene un doctorado en desaparecer. El plan era que Bill tomara un avión desde San Antonio hasta Atlanta y pasara la semana con su hermano. Continuará...

¡Buenos Días!

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 64

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Tú eres su hijo(a). «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios» (1 Juan 3.1). Eres parte de su familia. Acércate, no como un(a) extraño(a), sino como heredero(a) de la promesa. Acércate al trono de Dios, no como un(a) intruso(a), sino como un(a) hijo(a) donde habita el Espíritu Santo. ¡Tú le perteneces! Eres su embajador(a). «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (2 Corintios 5.20). Un embajador representa al rey. Habla con la autoridad del trono. Lleva consigo el imprimátur de aquel que lo envió. Si el embajador envía una solicitud al rey, ¿lo escuchará el rey? Si nosotros, embajadores de Dios en este mundo, nos acercamos a nuestro Rey con una petición, ¿nos escuchará? Por supuesto que sí. Eres miembro de su sacerdocio. Pedro dijo: «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios» (1 Pedro 2.9). Aunque Dios no necesita nuestra ayuda, nos invita a colaborar con él. Mi padre no necesitaba ayuda con la casa. Aun así, nos recibió a mi hermano y a mí para que trabajáramos con él. ¿Por qué? Puedo pensar en solo una respuesta. Que él nos amaba. Quiso traspasar sus habilidades y sus valores a sus hijos. ¡Hoy, Dios está haciendo lo mismo! Cristo mismo ora (Hebreos 7.25). Y nos invita a orar con él. «. . . vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» (1 Pedro 2.5). El trabajo del sacerdote del Antiguo Testamento era interceder por su pueblo ante Dios. Así que, en nuestra intercesión, actuamos como sacerdotes, de pie en la brecha entre las personas de la tierra y Dios. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 63

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC ¿Qué estaba pasando? Alguien oraba. El doctor podía no ser una persona espiritual, pero sus amigos y su familia sí lo eran. En el Lynchburg General Hospital, se empezaron a reunir. Sabían orar. Individualmente y en comunidad. A medida que pasaban los días, se preguntaban si sus oraciones eran tomadas en cuenta. Un martes, en el tercer día del coma, llamaron al pastor de su iglesia y comenzó una ola final de oraciones urgentes y estas empezaron a abrirse camino. Eben escribió: «Bajé por los grandes paredones de nubes. Me rodeaba un murmullo, pero no podía comprender las palabras. Entonces me di cuenta de que un sinnúmero de seres me estaban rodeando, arrodillados en arcos que se extendían a la distancia. En retrospectiva, me doy cuenta de lo que estaban haciendo estas jerarquías de seres mitad vistos y mitad sentidos, extendidos en la oscuridad arriba y abajo. Ellos estaban orando por mí». El domingo en la mañana, despertó del coma. Las oraciones trajeron al doctor de vuelta a la tierra. ¿Conoces a un Eben? ¿Hay una crisis en tu mundo? ¿Estás llamado a dar esperanza donde no la pueden encontrar? ¿Es la oración lo único que tienes? Está bien. La oración es todo lo que necesitas. Además, nada activa la felicidad como el ministerio de intercesión. Inténtalo. La próxima vez que camines por un aeropuerto lleno de gente, eleva tu corazón hacia el cielo y ora algo como lo siguiente: Señor, bendice al hombre del traje gris. Parece exhausto. Y dales fuerza a esa mamá y a su hijo. Mira con misericordia a ese personal militar. Antes de que te des cuenta, una caminata rutinaria se convierte en un significativo paseo de fe. ¡Sentirás la misma energía que mi hermano y yo sentíamos cuando ayudábamos a papá a construir la casa! Tu Padre te escuchará. Después de todo . . . Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 62

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Eran las 4:30 de la mañana, un 10 de noviembre de 2008, y el cerebro de Eben Alexander comenzó a fallar. Lo atribuyó a un virus con el que venía batallando hacía varios días. Dentro de un par de horas, supo que se trataba de otra cosa. Agonizaba y estaba prácticamente paralizado. Para las 9:30, tenía el cuerpo rígido y sufría espasmos. Los ojos se le pusieron blancos y calló en coma. El diagnóstico, difícil y sorprendente, era una forma rara de meningitis bacteriana E. coli. Nadie podía explicar su origen. Nadie se atrevía aguardar la esperanza de que sobreviviera. Anualmente, la contraen menos de uno de cada diez millones de adultos. De aquellos, más del noventa por ciento muere. Lo irónico es que el hombre que sufría ese defecto cerebral era neurocirujano. El historial profesional del doctor Alexander impresiona incluso al más instruido de los académicos: Facultad de medicina de la Universidad de Duke. Residencia universitaria en Massachusetts General Hospital y en Harvard. Beca de investigación en neurocirugía cerebrovascular. Quince años como parte del cuerpo docente de la facultad de medicina de Harvard. Innumerables cirugías cerebrales. Autor de más de ciento cincuenta capítulos y artículos en publicaciones médicas. Presentaciones en más de doscientos congresos médicos alrededor del mundo. Segunda ironía: el doctor Alexander no era una persona espiritual. Él sería el primero en decirte que era una persona realista. Usaba las herramientas de la medicina moderna para sanar a las personas. Nadie se sorprendió más que él con lo que vio mientras estaba en coma. «Había un zumbido fuerte y, de golpe, atravesé la apertura y me encontré en un mundo totalmente nuevo». En ese lugar, «seres relucientes atravesaron el cielo en forma de arco». Él escuchó «un sonido enorme y retumbante como un canto glorioso». Describe «una explosión de luz, color, amor y belleza que [lo] atravesaba como una ola rompiente . . . No parecía haber distancia entre Dios y yo». Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 61

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Tenemos la oportunidad de ofrecer oraciones de corazón por cada persona que vemos. Podemos orar por el encargado del almacén, por la enfermera de la oficina del médico, por el equipo de mantenimiento del edificio donde trabajas. No es necesario que les cuentes de tus oraciones de intercesión. Aunque por otro lado, me sorprende la buena respuesta de las personas cuando les digo: «Me gustaría orar por ti. ¿Tienes alguna necesidad en particular?». Como es de esperarse, cuando buscamos bendecir a otros a través de la oración, nosotros somos bendecidos. Hay estudios en los que se establecieron vínculos causativos entre la oración, la fe, la salud y la felicidad. El doctor Harold G. Koenig de la Universidad de Duke, con base en un análisis exhaustivo de más de quince mil estudios médicos confiables, concluyó que «las personas que son más religiosas y oran más tienen mejor salud mental y física». Luego afirmó que las personas espirituales, las que procuran ayuda divina, «se enfrentan mejor al estrés, experimentan un mayor bienestar porque tienen más esperanza, son más optimistas, experimentan menos depresión, menos ansiedad, y presentan un número menor de suicidios». El acto de orar por otros tiene un efecto búmeran. Nos permite desplazar la carga que llevamos por otros a los hombros de Dios. Él nos invita a echar todas nuestras cargas sobre éll (1 Pedro 5.7). Las cargas imposibles de llevar se convierten en soportables al orar por ellas. No te preocupes por los políticos. Ora por ellos. No te enojes por la situación de la iglesia. Ora por ella. No dejes que las dificultades de la vida te hundan. Entrégaselas a Dios antes de que te afecten. En lugar de inquietarte por el futuro de tu familia, ora por ella. En vez de dar por sentado que no puedes hacer nada para ayudar a los demás, adopta la postura de la oración. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 60

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Mientras trabajaba en los planes, nos parábamos en punta de pies y mirábamos por sobre su hombro. Lo bombardeábamos con sugerencias. Tal vez, una ventana grande en la sala de estar o un columpio en la cocina. Preguntó: «¿Quieren ayudarme?». ¿Es católico el papa? ¿Nadan en círculos los patos con una sola pata? ¿Se mojan los peces? ¡Por supuesto que queríamos ayudar! Y así fue como mi hermano y yo, todos los días después de la escuela, nos íbamos en bicicleta al proyecto de construcción de la calle Alamosa. Casi no podía con tanta emoción. La escuela primaria parecía tan primaria. ¿Quién tenía tiempo para matemática y escritura? Tenía que cargar azulejos de cocina y recoger clavos perdidos. No era solo un niño de edad escolar. Era socio de mi papi. Nuestro Padre celestial nos ha invitado a ser sus socios también. ¿Nos atrevemos a aceptar la invitación? Nuestras oraciones abren los depósitos del cielo. Tus oraciones son el vínculo entre la bondad de Dios y tus amigos. Cuando oras, cuando hablas por los que necesitan ayuda con aquel que puede darla, ocurre algo maravilloso. Como una emocionante prueba de esto, considera el caso del centurión y su sirviente. El soldado pidió a Jesús que sanara a ese hombre. Cuando Jesús preguntó si debía ir a su casa, el oficial lo detuvo. «Solamente di la palabra, y mi criado sanará» (Mateo 8.8). Jesús quedó tan impresionado con la fe del soldado que respondió la petición en ese mismo instante. No investigó sobre la fe del esclavo. No preguntó si el hombre había confesado sus pecados o si había pedido la ayuda del Mesías. Jesús sanó al esclavo porque el centurión hizo lo que Abraham había hecho: se puso entre la persona necesitada y aquel que podía suplir esa necesidad.Hagamos lo mismo. Continuará...

Ministerio cristiano: Manantial de Vida, Audiolibro, Capítulo 26.

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 59

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Todo gracias a que Abraham se paró ante Dios. Hizo lo que las Escrituras nos instan a todos a hacer: «. . . orad unos por otros, para que seáis sanados» (Santiago 5.16). Alguien que tú conoces está bajo ataque. Tu vecino está deprimido. Tu hijo ha perdido el rumbo. Tu hija se encuentra ante una situación difícil. Puede que no sepas qué decir. Puede que no cuentes con los recursos para ayudar. Pero tienes esto: la oración. De acuerdo a las siguientes promesas, tus oraciones provocan la respuesta de Dios en la vida de los que amas: La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos. (Santiago 5.16, NTV) Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. (Santiago 4.8, NTV) El SEÑOR está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan de verdad. (Salmos 145.18, NVI) Cuando oramos los unos por los otros, entramos al taller de Dios, tomamos un martillo y le ayudamos a cumplir con sus propósitos. Mi papá nos invitó a mi hermano y a mí a hacer algo similar. La idea surgió en la mesa de la cocina. Mi hermano tenía nueve años, yo tenía seis y mi papá . . . Bueno, tenía la edad suficiente para saber esto: si quieres construir una casa, comienza por los planos. Y armado con un lápiz y un cuaderno, se fue a trabajar. Dibujó la casa de sus sueños. Le encantaba construir. Ya había hecho dos casas, incluida la nuestra. Pero tenía sueños más grandes. Tres dormitorios en lugar de dos. Ladrillos en lugar de madera. Espacio para aparcar dos autos en lugar de uno. Un taller en el patio trasero. Un aro de básquetbol en la entrada del auto y, por sobre todo, una chimenea. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 58

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Has hecho lo que Abraham hizo. Te has parado donde Abraham se paró. Entre ellos y él. Y te has preguntado: ¿Me escucha Dios? El relato de Abraham nos da motivo para tener esperanza. Fue audaz frente a Dios. Le rogó que les perdonara la vida a algunos habitantes de Sodoma y Gomorra, diciendo: «Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?» (Génesis 18.25). En la historia de la humanidad, hasta ese momento, nadie había tenido la desfachatez de pedirle a Dios que reconsiderara sus planes. Adán y Eva no lo hicieron. Caín se quejó, pero no negoció. Matusalén tuvo un pastel de cumpleaños con 969 velas, pero hasta donde sabemos, nunca le rogó aDios que volviera a considerar la mesa de dibujo. Tampoco lo hizo Noé. El constructor del arca guardó silencio. Pero Abraham habló. En la tienda cercana, se escucha a Sara tragar saliva y susurrar: «Abraham, calla. ¡Vas a hacer que nos maten!». Se arrincona en una esquina. En cualquier minuto, nos llega un rayo. Pero Dios no dejó caer su artillería sobre Abraham. Él lo escuchó. Dios: «Cincuenta justos y la ciudad se salva». Abraham se fue, se detuvo y luego volvió. «¿Tal vez cuarenta y cinco?». Sonriendo, Dios dijo: «Está bien, cuarenta y cinco». Abraham se da vuelta y saca la cuenta con los dedos: «¿Tal vez cuarenta?». Dios: «Está bien con cuarenta». Ese ir y venir continuó hasta que finalmente fijaron un número: diez justos. Abraham siguió su camino, y Dios también. Y nos quedamos reflexionando en este extraordinario pensamiento: Dios no estaba receloso; estaba comprometido. No se sentía ofendido; estaba atento a responder. Mientras Sodoma y Gomorra eran destruidas, el sobrino de Abraham escapó. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 57

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Como árbol solitario en una pradera, el padre de la fe tenía fe suficiente en su Padre como para ponerse entre el pueblo que necesitaba misericordia y aquel que podía darla. Y habló en representación de ellos. «¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?» (Génesis 18.23, 24). Fue una jugada audaz. Era nada más que un pastor beduino. El cabello le llegaba hasta los hombros. Tenía una barba abundante, le llegaba hasta el pecho. Desaliñado y encorvado. Con un diente o dos menos. Aun así, se quedó ahí. Tal como lo hiciste tú. Ese día en el tribunal. Esa noche en la sala de urgencias. Esa vez cuando tu colega te confió un secreto. Admitió: «Tengo hecho un desastre». Y tú hiciste lo que hizo Abraham. Te pusiste entre el que necesitaba ayuda y aquel que podía que darla. Oraste. Por soldados. Por senadores. Por hijos pródigos, por predicadores y por predicadores pródigos. Con una oración, dejaste una moneda en el vaso del mendigo. Con una oración, pasaste la mano sobre la cabeza de tu hijo. Leíste las noticias de una guerra más, un divorcio o un escándalo más, y oraste: Dios, ten misericordia. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 56

MAX LUCADO 6- UNA POSTURA PODEROSA Oren unos por otros . . . SANTIAGO 5.16, RVC Sara y Abraham no esperaban recibir compañía. Ciertamente no esperaban recibir una visita de Dios. Pero llegó una tarde, sin que lo invitaran, sin anunciarse y disfrazado de hombre. Dos personas más, ángeles de incógnito, estaban con él. No se nos dice en qué momento Abraham se da cuenta de que está en la presencia de Dios, pero debe de haber sido al principio del encuentro. El patriarca estiró la alfombra roja. Se horneó pan. Se mató a un ternero. Se preparó y se ofreció un banquete. Abraham miró a Sara. La pregunta, si no en los labios, se les veía en el rostro: ¿Por qué está Dios aquí y qué se trae entre manos? Después del banquete, el trío divino se fue del campamento, en dirección a Sodoma, el hogar de Lot, sobrino de Abraham. Abraham los acompañó una distancia corta para encaminarlos. En cierto punto, Dios se detuvo y se preguntó: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?» (Génesis 18.17). Decidió que no. Y le contó a Abraham: «Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré . . .» (Génesis 18.20, 21).Abraham se quedó inmóvil como una estatua de piedra. Él sabía con qué se encontraría Dios en Sodoma. Él conocía el hedor de las calles y la maldad del pueblo. Aun así creía que había algunos dignos de salvar. Tenía familiares en la ciudad. Tal vez por eso hizo lo que hizo. «Pero Abraham estaba aún delante de Jehová» (Génesis 18.22). Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 55

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Padres, ¿cómo se sienten cuando alguien les presta atención a sus hijos? Cuando un profesor les ofrece ayuda especial o cuando un adulto les presta atención individual, ¿no valoran a esa persona por amar a sus hijos? Así también Jesús. Él ama a las personas que aman a sus hijos. De hecho, llegó al punto de decir: «Cuando aman a mis hijos, me están amando a mí». Recuerden sus palabras: «. . . fui forastero, y me recibisteis» (Mateo 25.35, LBLA). Si Jesús entrara a algún lugar, todas las miradas se dirigirían hacia él y todos se pondrían de pie. Haríamos fila por la oportunidad de darle la mano y tocarle los pies. Nadie se perdería la oportunidad de darle la bienvenida a nuestro Salvador. De acuerdo con Jesús, todos los días tenemos esa oportunidad. ¿El adolescente nervioso que se sienta al final de la sala de clases? Cuando lo saludas, saludas a Jesús. ¿El padre o la madre soltera que trabaja al final del pasillo? Cuando lo(a) haces sentir bienvenido(a), haces sentir de la misma manera a Jesús. ¿La anciana de la tienda de abarrotes? Cuando le abres la puerta, abres la puerta a Cristo. «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis» (Mateo 25.40, LBLA). Por cierto, el saludo más grandioso de la historia está aún por suceder. Y puedes tener la certeza de que esa salutación no se va a escuchar por teléfono ni se va a leer por correo electrónico. El más grandioso de los saludos será dado por Jesús, a ti y en persona. «Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”» (Mateo 25.23, NVI).

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LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 54

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Siempre estaré agradecido de esa excepción. Un anciano de nuestra iglesia, amable y compasivo, se cercioró de dejar su banco y se sentó al lado del vagabundo. Me preguntaba si esa persona sería algún tipo de mensajero, incluso un ángel encubierto, enviado por Dios para probar nuestra disposición a recibir a todos los hijos de Dios. No desestimes el valor de un saludo sincero. Nuestro Maestro, rara vez, fue más práctico como cuando dijo esto: «Al entrar en la casa, saluden a los que viven en ella» (Mateo 10.12, DHH). Da a las personas un firme apretón de manos. Haz contacto visual. Sé sincero(a).En toda reunión, encontrarás dos tipos de personas: a aquellas que llegan con una actitud que expresa: «¡Qué gusto me da verte!» y a aquellas cuya actitud dice: «¡Qué gusto me da que me veas!». No es difícil diferenciar entre ambas. Hazle saber a los demás que en verdad te interesan y espera el efecto búmeran. En el registro Sumter County Church Chronology [Cronología de las iglesias del condado de Sumter], existen más de cien entradas que detallan las transacciones, los cambios y la historia de las iglesias del área. Con fecha de junio de 1965, se encuentra este escueto registro: «anuncio de una donación de 178.000 dólares estadounidenses para la iglesia Andersonville Methodist Church, de parte del residente Robert B. Brown de Nueva Jersey quien, cuando visitó la iglesia por única vez, años atrás, se impresionó con la bienvenida que recibió». Muchos años antes y en una única visita, el señor Brown quedó tan impresionado con el recibimiento de la congregación que envió un regalo desde Nueva Jersey hasta Georgia. Por su propio bien, salúdense los unos a los otros. Experimenten la alegría de mostrar a los demás que son importantes. Por el bien de ellos, salúdense los unos a los otros. Lo que es pequeño para ustedes, para ellos puede ser enorme. Más que todo, salúdense en nombre de Jesús. Continuará...

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LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 53

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Considera el alcance del saludo de Pablo. Desde mujeres hasta hombres, desde asiáticos hasta romanos, desde esclavos hasta aristócratas. Desde el primer convertido en Asia hasta el hijo de un héroe del evangelio. Pablo no dejó a nadie fuera. Sus ejemplos nos instan a imitarlo. No se permiten saludos selectivos. Sin sacar ni elegir a nadie. Todos saludan a todos. La orden de dar besitos deja a todos con un beso en la mejilla y a todos escogidos. Las jerarquías dejan a las personas picoteadas y saqueadas. Tú y yo podemos llevar una cantina de agua, pero no sabemos quién tiene sed. Por esta razón, somos llamados a ofrecerla a todos. Durante muchos años, David Robinson fue miembro de nuestra congregación. Fue y es ícono en la ciudad de San Antonio. Mide más de dos metros, además es musculoso y atractivo. En su carrera en la NBA, ganó campeonatos, medallas de oro olímpicas y premios al mejor jugador. No asistía a la iglesia para llamar la atención, pero desde el mismo momento en que entró a nuestro santuario, eso fue justo lo que sucedió. Mientras caminaba por el pasillo, buscando dónde sentarse, todos se voltearon a mirarlo. Casi tuve que detener mis comentarios de apertura. Al mismo tiempo que él entraba al templo, también lo hacía otro invitado. Un hombre sin hogar que venía de la calle. Era todo lo que David no era: menudo, desaliñado y aparentemente pobre. Desde la vista privilegiada en el púlpito, no pude evitar notar el contraste. La congregación estaba emocionada y embelesada con la presencia del personaje estelar. Salvo una sola excepción, nadie saludó al morador de las calles. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 52

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Conversamos y nos reímos de algunas historias. Nos contó que las chicas pensaban que era extraño que un hombre soltero tuviera dos gatos. Fue agradable, muy divertido. ¿Memorable? No. No para mí al menos. Momentos después, esa noche, envió el siguiente mensaje de texto a su mamá: Gracias por la noche de hoy . . . Nunca antes había sentido tanto amor al entrar a un lugar . . . Fue un poco enloquecedor . . . Me sentí espiritual . . . Tuve la sensación de que me saludaban en el cielo o algo así . . . Fue algo muy poderoso . . . Fue como si, en un instante, me hubiese rodeado un amor incondicional y me dio una paz que nunca antes había sentido. Creo que eso se quedará conmigo para siempre. Uno nunca sabe, ¿no es cierto? Uno nunca sabe cuándo un gesto de amabilidad tocará el corazón de alguien. Quizás por eso Pablo nos insta a saludar a todos. Él no dijo «saluda a los que te caen bien» ni «saluda a los que conoces» ni «saluda a los que quieres conocer». Simplemente dijo: «Salúdense los unos a los otros». Pablo modeló su interés por la amabilidad sin prejuicios. En los trece versículos anteriores, hizo con su lápiz lo que le habría encantado hacer con su propia mano. Mentalmente, fue de persona en persona y les dio a cada una de ellas un saludo santo (Romanos 16.3-16). Saludó a veintiséis personas por su nombre y, en algunos casos, a las familias de ellas. En la lista, se incluye a los siguientes: • Epeneto, la primera persona en convertirse con él en Asia. • María, una mujer trabajadora. • Amplias, Urbano, Hermes, Filólogo, Julia, nombres comunes entre los esclavos. • Aristóbulo, quien se cree era hermano de Agripa I y nieto de Herodes el Grande. • Narciso, secretario del emperador Claudio. • Rufo, que puede haber sido hijo de Simón de Cirene, hombre que llevó la cruz de Jesús camino a Gólgota. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 51

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Al grupo de abrazos, se le instruyó dar o recibir cinco abrazos por día durante cuatro semanas. Al grupo de lectura, se le indicó registrar, durante ese mismo mes, el número de horas diarias que pasaba leyendo. Como se esperaba, el grupo de abrazos obtuvo mejores resultados en la escala de felicidad que el grupo de lectura (no se lo digan a los niños de la biblioteca). Abrazar incrementó el grado de felicidad de los participantes. Luego se llevó a cabo un estudio similar que relacionó los abrazos con la disminución de enfermedades. Cuanto más seguido se abrazaban las personas, menos probabilidades tenían de enfermarse. Así es que, por tu propio bien, saluda a los demás. Y saluda a lo demás por el bien de ellos. La persona a la que no saludas nunca piensa: Me ignoran porque me aman. Todo lo contrario. La inseguridad es, a menudo, el hijo infeliz del silencio. (Cualquiera que haya pasado inadvertido y haya sido ignorado en una fiesta conoce esta sensación de soledad). Una de estas tardes, Denalyn y yo nos juntamos a cenar con otras parejas en la casa de una de ellas. Hemos sido amigos por varias décadas. Hemos viajado, jugado y criado a nuestras familias juntos.Mientras cenábamos, el hijo mayor de la familia anfitriona pasó por ahí. Era un momento duro para él; estaba en una lucha contra la depresión y sufría un divorcio. Cuando entró al comedor, nos levantamos para saludarlo, no por su difícil situación, sino porque era un amigo querido por todos nosotros. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 50

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 El ministro británico J. H. Jowett contó la historia de un convicto de la ciudad de Darlington, Inglaterra. Este había sido recién liberado de la cárcel, después de tres años de condena, cuando, en la calle, se topó con el alcalde. Esperando nada más que un frío ostracismo por parte del público, no supo cómo responder cuando la autoridad local se detuvo, se quitó el sombrero y dijo con un tono alegre: «¡Saludos! ¡Me da gusto verlo! ¿Cómo está?». El ex convicto masculló algo como respuesta y siguió su camino. La autoridad de la ciudad no pensó nada al respecto hasta unos años después, cuando ambos, por accidente, se encontraron en otra ciudad. El alcalde no recordaba al sujeto, pero este nunca se olvidó del alcalde. Así que le dijo: —Quiero agradecerle por lo que hizo por mí cuando salí de prisión. —¿Qué hice? —Usted fue amable conmigo. ¡Y eso cambió mi vida! Lo que para ti es pequeño, para otro puede ser enorme. En el sentido más puro, saludar es un gesto de benevolencia. Ya sea un beso en la mejilla aceptado culturalmente en algunas partes de Europa, una reverencia en Asia, abrazos y besos en Latinoamérica, un afectuoso apretón de manos en la cultura occidental, saludarse es un acto de generosidad. El primer beneficiario del saludo es la persona que lo ofrece. Deberían hacer una pegatina de parachoques que dijera «Abrazar te hace más feliz». Esa fue la conclusión de los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania. Se dividió a los estudiantes en dos grupos: lectura y abrazos. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 49

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 Pablo dio instrucciones idénticas a otras iglesias. Dos veces a los corintios: «Salúdense los unos a los otros con beso santo» (1 Corintios 16.20 y 2 Corintios 13.12, NBLH). También a los tesalonicenses: «Saluden a todos los hermanos con beso santo» (1 Tesalonicenses 5.26, NBLH). Pedro izó la bandera de la amabilidad también. «Saludaos unos a otros con un beso de amor» (1 Pedro 5.14, LBLA). Tendemos a pasar por alto estos pasajes. Esto se cumple particularmente en el caso de la amonestación a los romanos. Pablo había escrito quince capítulos para guiar a los lectores por el parque nacional de la doctrina cristiana: la salvación por fe, la santificación, la perseverancia de los santos, la predestinación y la elección. Y luego, en el capítulo dieciséis, se embarca en la curiosa e inesperada cruzada de saludarse amablemente. En una pradera de viejos robles y olmos, este mandato se siente como un retoño. ¿Por qué tanta importancia? ¿Por qué deberíamos tener el cuidado de saludarnos los unos a los otros? Por respeto. Respetar es tener conciencia de la situación de la otra persona. Respetar es ver al nuevo estudiante de la sala y saludarlo. Respetar es detenerse en el escritorio de la recepcionista y decirle «buenos días». Respetar es negarse a pasar apurado por la fila de la caja sin darle un genuino «buenas tardes» a la cajera. Respetar es quitarse los auriculares para saludar al pasajero de al lado. Respetar es quitarse el sombrero para saludar al contrincante; y respetar es eliminar toda incomodidad, saludando a la nueva persona que llega a la iglesia. Simplemente saludarse los unos a los otros no es tan difícil. Pero marca una diferencia significativa. Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 48

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 No fue la economía lo que mermó sus fuerzas. El líder no estaba exhausto por las horas de trabajo ni por la competencia del mercado. Era la toxicidad del ambiente en la oficina. Su empresa se dedicaba a la madera. Muchos de sus empleados interactuaban con unidades de transporte en las dársenas locales. El mundo de los estibadores y capitanes de barco, predominantemente masculino, había contaminado la cultura de respeto que él buscaba promover. El jefe cumplió con su palabra. No volvió a las instalaciones durante un mes. Cuando regresó, el ambiente era distinto. Los empleados estaban aprendiendo el significado de la palabra consideración. La conducta arisca de los hombres había cambiado a un estilo de interacción más amable y más considerado. El ultimátum generó el efecto que él deseaba. Tal vez necesitemos un ultimátum en nuestra sociedad. Ah, la ira que se propaga a través de las personas: la ira al volante, la ira del pasajero de avión, la ira al teléfono móvil, la ira por esperar en las cajas, la ira en las redes sociales, la ira parental en las actividades deportivas de los hijos, la ira en el estacionamiento, la ira por las alarmas de los autos que no callan e incluso la ira de los conductores que tocan el claxon a personas con muletas. Las redes sociales han llevado la ira a un extremo. Las conversaciones en línea dejan ampollas y moretones. Palabras que jamás diríamos a una persona a la cara, las publicamos con seguridad en Internet. Las groserías han llegado a tal punto que todos podemos sentirnos identificados con un letrero que vi en un laboratorio médico, que dice: «Si está malhumorado, si es grosero, impaciente o desconsiderado, se le cobrará diez dólares adicionales solo por tener que aguantarlo». Sí, imponer una multa por ser grosero tiene su atractivo. Hay una respuesta más práctica que sugiere el apóstol Pablo: «Saludaos los unos a los otros con un beso santo» (Romanos 16.16, LBLA). Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 47

MAX LUCADO 5- EL FINO ARTE DE SALUDAR Saludaos los unos a los otros.ROMANOS 16.16 El jefe ya había tenido bastante. Decidió que había soportado más que cualquier otro gerente general. Estaba hasta la coronilla. Estaba saturado. ¡Se acabó!, resolvió, y dejó a su personal una carta de dos páginas que comenzaba con este párrafo: Me tomé un permiso para ausentarme del trabajo por un mes . . . No sé con certeza lo que voy a hacer ni a adónde voy a ir, pero aquí en la oficina no me voy a quedar. No era el primer ejecutivo que sentía como si estuviera retirándose y dándole la espalda al desastre. El hecho de que se sintiera frustrado no era algo único. Pero lo que causó su frustración es digno de mencionar: En este lugar, ha existido un historial de faltas de respeto entre las personas y, a partir de ahora, se acabó. He llegado al punto en que me asusta incluso salir de la oficina por temor a que la gente comience a ventilar sus diferencias. Me ha dado miedo incluso tomarme vacaciones extendidas. A partir de ahora, las personas o se tratan con respeto, dignidad y cortesía o yo me jubilo. He trabajado demasiado duro y por demasiado tiempo como para ver a esta compañía venirse abajo. Me voy (y cobro lo que me corresponde) antes de permitir que eso ocurra. O SE TRATAN con respeto entre ustedes o me voy de aquí. Cuando vuelva, voy a preguntar a varias personas de la oficina si han sido tratadas con más respeto durante mi ausencia. Si la respuesta es positiva, me arremango la camisa y vuelvo a trabajar con toda sinceridad. Si no ha cambiado nada, sigo con mi vida. Este jefe frustrado llegó hasta el punto de dejar a los empleados tareas específicas que debían realizar durante esos treinta días de ausencia. Entre ellas: «Simplemente decir “buenos días”. No es tan difícil». Continuará...

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EL SECRETO DE LA FELICIDAD CAPÍTULO 46

MAX LUCADO 4- LA DULZURA DEL SEGUNDO LUGAR Cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo. —FILIPENSES 2.3, LBLA Los ángeles concordaron y se acercaron al hombre. —Quisiéramos regalarte un don. El hombre no dijo nada. —El que tú quieras —le explicaron ellos. —¿Te gustaría tener el don de la elocuencia para poder predicar? —Podemos darte sabiduría para que puedas aconsejar. —O podemos darte el don de liderazgo, para guiar la vida de otros. El hombre miró a los ángeles y preguntó: —¿Me pueden dar cualquier don? —Sí. —¿Cualquiera? —Sí. —Entonces ya sé qué quiero. —¡Dinos! Será tuyo. —Quiero hacer bien y no saber que lo hice. Desde ese día en adelante, ocurrían cosas buenas por donde fuera que pasara aquel hombre. Las plantas florecían. Las personas reían. Los enfermos se sanaban. A los comerciantes les iba bien. Y el hombre, sin la carga del conocimiento de su éxito, sonreía. Bendito es el cristiano cuya atención está en otros. Infeliz es el cristiano cuya atención está en sí mismo. Si el deseo de que te noten te está haciendo infeliz, puedes apostar a que lo mismo está causando en los otros. Deja de comportarte como Marta. Vuelve a lo básico. Si tienes una canción por tocar en el piano, hazlo, por todos los cielos. Pero hazlo para complacerlo a él. Te asombrará lo pacífica que será esa tarde.

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