7- La sabiduría ecléctica Parte 1

 


7- La sabiduría ecléctica Parte 1

Trato hecho

Cuando Marita tenía trece años era la época en que las camisetas se teñían con batik y se usaban los téjanos desteñidos. Aunque yo había crecido durante la Depresión, los años treinta, y no tenía dinero para ropa, jamás me había vestido de una forma tan miserable. Un día la vi en la carretera, frotando los dobladillos de sus téjanos nuevos con tierra y gastándolos con piedras. Me quedé aterrada al ver cómo destrozaba aquellos pantalones, que yo acababa de comprarle, y me apresuré a decírselo. Ella siguió con su empeño mientras yo insistía en contarle el culebrón de mis privaciones infantiles. Cuando terminé, sin haber conseguido arrancarle una lágrima de arrepentimiento, le pregunté por qué estaba estropeando sus téjanos nuevos. —No se pueden usar nuevos —me contestó, sin levantar los ojos. —¿Por qué no? —Porque no, y los estoy estropeando para que parezcan viejos. ¡Qué falta de lógica! ¿Cómo era posible que estuviera de moda estropear la ropa nueva?

Cada mañana, cuando ella se iba a la escuela, yo me la quedaba mirando y suspiraba: «Vaya aspecto tiene mi hija». Pero ahí estaba, con una camiseta vieja del padre, teñida con grandes rayas y manchas azules. Un trapo para sacudir el polvo, pensaba yo. Y esos vaqueros, tan bajos en las caderas que temía que sí suspiraba se le cayeran, aunque eso era imposible, los llevaba tan ajustados que a duras penas podía. En el trasero, gastado a fuerza de piedras, le colgaban hilos que se iban sacudiendo cuando caminaba. 

Continuará...


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