ACÉRCATE SEDIENTO Parte 1

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 1

Meagan 

Bentley Bishop salió del ascensor para quedar inmerso en un mar de actividad dirigida exclusivamente a él. La primera voz que escuchó expresaba la urgencia de Eric, su productor. «Señor Bishop, he tratado de conseguirlo en todas partes durante las últimas dos horas». Eric temblaba de puro nerviosismo. No era muy alto y tenía el vestido arrugado, la corbata suelta y los mismos zapatos que había usado durante el último año. Aunque apenas acababa de cumplir treinta, la calvicie ya había arrasado casi con la mitad de su cabeza. Aun cuando su estilo no era el último grito de la moda, su conocimiento y experiencia en los medios sí tenía mucho peso. Eric leía la sociedad como un radar. Conocía a fondo la cultura corporativa y estaba a la cabeza en cuanto a actualidad y novedades, las últimas tendencias, los intereses de los adolescentes y las dietas de los ejecutivos. Resultado, sabía producir programas de opinión. Conocía los temas más interesantes y “calientes”, así como los mejores invitados, y Bentley Bishop estaba seguro de que su programa no corría peligro en manos de Eric. Tanto, que poco le importaba su tendencia a caer presa del pánico por el más mínimo contratiempo.

—Nunca llevo teléfono al campo de golf, Eric. Tú lo sabes. —¿No le avisaron los encargados que yo llamé? —Sí me informaron —la maquilladora acababa de amarrar un delantal al cuello de Bishop—. ¿Hoy quedé bien bronceado, dulzura? —preguntó, examinándola de la cabeza a los pies. Era tan joven como para ser su hija, pero su mirada no fue nada paternal. —Por supuesto, el rubor de la cara es culpa tuya, Meagan. Verte siempre me hace sonrojar. El coqueteo de Bishop asqueaba a todos menos a él mismo. El equipo de producción le había visto hacer lo mismo con una docena de chicas. Las dos recepcionistas intercambiaron miradas exasperadas. También a ellas solía hablarles con piropos y empalagos, pero últimamente se le antojaba juguetear con «la dulzura en los pantalones apretados», como le habían oído describirla. 

Continuará...


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