ACÉRCATE SEDIENTO Parte 42


 ACÉRCATE SEDIENTO Parte 42

CINCO: El corazón vuelto a casa

¿No deberíamos todos vivir así? La situación de Carinette es un reflejo de la nuestra. Nuestro Padre también vino a visitarnos. ¿Acaso no hemos sido reclamados por Él? ¿Adoptados también? «Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!» (Romanos 8.15). Dios te buscó. Antes de que supieras que necesitabas ser adoptado(a), Él ya había llenado los documentos y decorado tu habitación. «Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos» (Romanos 8.29). ¿Abandonarte en un mundo sin padre? De ningún modo. Los que tienen acceso al Libro de la familia de Dios pueden leer tu nombre. Él lo escribió allí.

Es más, Él pagó el precio de tu adopción. Ni tú ni Carinette pueden pagar la salida del orfanato, por eso Dios envió a Cristo «para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos» (Gálatas 4.5). No podemos pagar nuestra adopción, pero sí podemos aceptarla. Carinette pudo haber dicho a sus potenciales padres adoptivos que no se metieran en su vida, pero esa no fue su decisión. De la misma forma, tú podrías decirle a Dios que no se metiera contigo. ¿Te atreverías a hacer algo así? Tan pronto aceptamos su ofrecimiento pasamos de ser huérfanos a herederos. «Herederos de Dios y coherederos con Cristo» (Romanos 8.17). ¡Herederos!

El cielo no sabe de hijastros ni nietos. Tú y Cristo participan del mismo testamento. Lo que Él hereda, tú lo heredas. Vas rumbo a casa. Oh, pero somos olvidadizos. Nos acostumbramos a los colchones duros y los techos de hojalata. Muy rara vez nos asomamos por la cerca para ver el mundo venidero. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que mostraste a alguien tus fotos?  Continuará...


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