ACÉRCATE SEDIENTO Parte 43

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 43

CINCO: El corazón vuelto a casa

¿Te habla Pedro a ti cuando nos apremia como «extranjeros y peregrinos» (1 Pedro 2.11) para que no nos acomodemos ni nos sintamos como en casa en este mundo? Adoptados, mas no transportados. Tenemos una nueva familia, mas no todavía nuestra casa celestial. Conocemos el nombre de nuestro Padre, pero no hemos visto su rostro. Él nos reclamó, pero todavía no ha venido por nosotros.

Así es como estamos ahora. Atrapados entre lo que es y lo que será. No más huérfanos, pero no en casa todavía. ¿Qué hacemos mientras llegamos al hogar celestial? Son tiempos malos los que nos toca vivir. Tiempos de enfermedades incurables, conductores embriagados y traidores que hacen de la vida en la tierra algo nada deseable ni seguro. ¿Cómo debemos vivir durante el tiempo malo? ¿Cómo mantenemos nuestros corazones con rumbo al hogar celestial? Pablo nos ofrece sugerencias sabias.

[Como cristianos] también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? (Romanos 8.23-25).

Pablo llama al Espíritu Santo «primicias» (v. 23), que es como una prueba anticipada de la gloria futura. Ninguna persona con buen apetito necesita una definición de esa palabra. Incluso mientras escribo este capítulo, mi mente se distrae con la idea de tomar ciertos anticipos de la cena. Dentro de una hora estaré en la cocina de mi esposa para olfatear las delicias de la cena como un perro labrador en busca de presa. Cuando ella no me esté mirando, voy a gustar unos bocados a escondidas. Un pedazo de pavo, una cucharada de guiso, un trozo de pan. Golosinas que anticipan la cena y abren el apetito antes de sentarnos a la mesa. Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario