ACÉRCATE SEDIENTO Parte 44

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 44

CINCO: El corazón vuelto a casa

Las degustaciones de la cocina celestial cumplen una función similar. Hay momentos, y quizá sean muy pocos, en que el tiempo se evapora, el gozo pasa a una nueva sintonía y el cielo nos dispensa algunos tentempiés. • Tu recién nacido pasa del desasosiego al descanso. Bajo la luz ámbar de una media luna, recorres con tus ojos los dedos diminutos hasta los párpados tersos que cubren ojitos adormilados, y te preguntas: ¿Dios te regaló a mí? Es una libación anticipada del viñedo celestial.

• Te has ensimismado en el trabajo que te encanta hacer y que para hacerlo fuiste creado. Al dar un paso atrás para contemplar el lienzo húmedo, el huerto recién plantado o el motor de ocho pistones que acabas de reconstruir, te llenas de satisfacción como si hubieras tomado un vaso de agua fresca y el ángel pregunta: «¿Otro aperitivo?»

• La letra del himno dice aquello que tanto anhelas pero no puedes expresar y por un momento, sublime y espléndido, no hay guerras, no hay heridas ni impuestos que pagar. Solo tú, Dios y la seguridad callada de que todo está bien en el mundo. En lugar de descontar esos momentos especiales como producto de la buena suerte, disfrútalos al máximo porque pueden afinarte con el cielo. Esa misma función también la cumplen los momentos difíciles. «Nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo» (Romanos 8.23). ¿Crees que Carinette gime? Es algo que los huérfanos tienden a hacer. Llevan vidas muy solitarias. Al ver un niño con su madre y su padre, gimen de puro anhelo. Ven una casa y piensan en su colchón duro. Gimen. Se preguntan qué sucedió a sus padres biológicos y gimen. Por supuesto. No obstante los gemidos de Carinette son contados. Continuará...


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