ACÉRCATE SEDIENTO Parte 46

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 46

CINCO: El corazón vuelto a casa

Puedes girar cheques de esperanza respaldados por esta promesa. No te lamentes por el paso inexorable del tiempo, apláudelo. Cuanto más bebas del pozo de Dios, más le dirás al reloj que se apresure. Cada segundo que pasa te acerca más a la culminación de tu adopción. Como Pablo escribe: «nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción» (Romanos 8.23).Mis hijas ya han dejado de hacer esto, pero hubo un tiempo en que celebraban mi llegada a casa todos los días. Jenna tenía cinco años y Andrea tres.

Denalyn les avisaba que yo había llegado y ellas corrían a la ventana, con sus narices y sus manos presionadas contra el vidrio; mientras entraba al garaje, alcanzaba a verlas allí: Andrea y Jenna, una cabeza más alta que otra, apretujadas contra la ventana del frente. Apenas me veían, daban un grito de alegría. Era increíble cómo saltaban y aplaudían, cualquiera habría creído que acababan de recibir algún premio. Ningún César que regresa a Roma después de conquistar el mundo se sintió más bienvenido a casa que yo. Al abrir la puerta, ellas se pegaban a mis rodillas e inundaban la entrada con olas de gozo tan grandes como un maremoto. Su padre había llegado a casa.

Ha pasado mucho tiempo desde que busqué a Dios con esa misma intensidad. Muy rara vez oigo un trueno y pienso: ¿Será Dios hablándome? Me doy cuenta que he dejado pasar un día, y hasta dos, sin dar un vistazo al aspecto del cielo. Creo que todos podemos mejorar en esa área. «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 3.2). ¿Qué tal si nos zambullimos de vez en cuando en el pozo del retorno de Dios? ¿No sabes que el hogar futuro de Carinette es lo que domina sus pensamientos? Las fotografías, el oso de peluche, ¿acaso ella puede acariciar esos objetos sin pensar en su próximo hogar? Bendiciones y cargas. Ambas pueden servirnos como reloj de alarma que nos despierta del letargo. Los dones inducen anhelos por el hogar celestial, tanto como las luchas. Cada día que pasamos lejos de nuestro hogar nos acerca más al día en que nuestro Padre vendrá.


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LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS