ACÉRCATE SEDIENTO Parte 59

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 59

Segunda parte: Apóyate en Su Energía

SIETE: En espera del poder

Los escritores bíblicos se refirieron con frecuencia a ese lugar. Los primeros cristianos fueron exhortados a: • «orar sin cesar» (1 Tesalonicenses 5.17) • ser «constantes en la oración» (Romanos 12.12) • vivir «orando todo el tiempo» (Efesios 6.18) Recuerda que ellos perseveraron continuamente, y ese adverbio describe la clase de oración que hicieron los apóstoles en el aposento alto. Esa misma palabra describe nuestras oraciones: «Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Colosenses 4.2). ¿Suena como una carga difícil de sobrellevar? Tal vez te preguntas: Necesito atender mis asuntos, mis hijos necesitan la cena, mis cuentas tienen que ser pagadas. ¿Cómo puedo permanecer en el lugar de la oración? Orar sin cesar suena como algo complicado, pero no tiene por qué serlo. Practica lo siguiente: Cambia tu definición de oración. No pienses que es tanto una actividad para Dios como un conocimiento de Dios. Procura vivir en una conciencia permanente de su realidad. Reconoce su presencia dondequiera que vayas. Al esperar en la fila mientras pagas el registro de tu automóvil, piensa: Gracias Señor por estar aquí conmigo. En la tienda de víveres mientras haces las compras, medita: Tu presencia, mi Rey, acojo en mi vida. Te doy la bienvenida. Mientras lavas los platos, adora a tu Hacedor. El hermano Lawrence lo hizo. Este santo reconocido se llamó a sí mismo el «señor de las ollas y los sartenes». En su libro La práctica de la presencia de Dios, escribió: El momento de atender mis asuntos no difiere en absoluto de mi tiempo de oración, y en medio de los ruidos de mi cocina, mientras otras personas hablan de mil y una cosas diferentes, yo poseo la presencia de Dios con la misma tranquilidad como si estuviese arrodillado frente al bienaventurado sacramento. Soy apenas un principiante en la liga de la oración sin cesar, pero disfruto al máximo la experiencia. He descubierto la fortaleza que se gana al llevar dos conversaciones simultáneas: Una con cualquier persona y otra con la Persona. Uno puede al mismo tiempo escuchar y pedir. Mientras una persona me describe sus problemas, casi siempre oro en silencio: Dios, ayúdame aquí un poquito, por favor. Él siempre me suministra ayuda. También he descubierto el deleite de beber con frecuencia de su fuente de agua fresca. En el transcurso del día, mis pensamientos van marcados por frases como: Guíame, Padre amado. Perdona esa idea, por favor. Protege hoy a mis hijas. Un pensamiento final. El aposento alto estaba ocupado por 120 discípulos. Puesto que había unos 4 millones de personas en Palestina en aquel tiempo, esto significa que menos de 1 en cada 30 mil habitantes era cristiano. Sin embargo, mira el fruto de su trabajo. Mejor dicho, mira el fruto del Espíritu de Dios en ellos. No podemos más que preguntarnos qué pasaría hoy día si nosotros, que todavía luchamos, hiciéramos lo que ellos hicieron: Esperar en el Señor en el lugar correcto.


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