ACÉRCATE SEDIENTO Parte 93

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 93

Cuarta parte: Recibe Su Amor

QUINCE: ¿Has oído el portazo en tu celda?

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 8.38-39). Estas palabras son el «¡Eureka!» al final de la búsqueda de amor de Pablo. El apóstol inicia su búsqueda con cinco preguntas que cambian la vida humana. Primera pregunta: «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (v. 31). La presencia de Dios inclina la balanza de la seguridad en nuestra dirección, para siempre. ¿Quién podrá jamás hacernos daño? Segunda pregunta: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (v. 32). ¿Salvaría Dios nuestra alma para después dejarnos a la deriva? ¿Acaso atenderá necesidades eternas mientras ignora las terrenales? Por supuesto que no.

Tercera pregunta: «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica» (v. 33). Dios es el único que nos ha reconciliado consigo mismo. Tan pronto Él te acepta, ¿qué importa la opinión de los demás? Cada voz que te acuse, incluida la tuya, suena escuálida en el tribunal del cielo. La aceptación de Dios se impone sobre el rechazo terrenal. Cuarta pregunta: «¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros» (v. 34). Adyacente a Dios, a la distancia de un susurro de tu Hacedor, está sentado Aquel que murió por ti. Él ocupa el lugar de suprema autoridad. Por eso, que tus acusadores o tu conciencia hablen en tu contra. Tu abogado divino enmudece sus voces. ¿Por qué? Porque te ama. Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario