ACÉRCATE SEDIENTO Parte 101

 


ACÉRCATE SEDIENTO Parte 101

Cuarta parte: Recibe Su Amor

DIECISÉIS: Enfrenta sin temor la eternidad

También hay lagartos amenazantes en nuestras quebradas y tan pronto los vemos reaccionamos. Tememos el rechazo y por eso seguimos a la multitud. Nos da miedo no ser aceptados y por eso aceptamos las drogas que nos ofrecen. Por temor a llamar la atención, nos vestimos igual que todo el mundo. Por temor a mezclarnos demasiado, nos vestimos con aquello que nadie usa. Por temor a dormir solos, dormimos con alguien. Por temor a no ser amados, buscamos amor en todos los lugares equivocados. Dios echa fuera todos esos temores. Aquellos que viven saturados en el amor de Dios no traicionan sus principios para ganar el amor de los demás. Ni siquiera se rebajan para ganarse el amor de Dios. ¿Crees que tienes que ganarte su amor? Tal vez piensas: Si dijera menos groserías, si orara más, si bebiera menos, si estudiara más... Si hiciera un mejor esfuerzo, ¿será que Dios me amará más? Tal vez no alcances a oler el hedor sulfúreo de Satanás detrás de esas palabras. Todos necesitamos mejorar en muchas áreas, pero no necesitamos conquistar a Dios para ganarnos su amor.

Cambiamos porque ya tenemos el amor de Dios. El amor perfecto de Dios. El amor perfecto es justamente eso, un conocimiento perfecto del pasado y una visión perfecta del futuro. Tú no puedes escandalizar a Dios con tus acciones. Nunca llegará el día que le haga echar la cabeza para atrás y decir: «Oh no, mira lo que hizo éste o aquel». Nunca se dirigirá a sus ángeles para quejarse diciendo: «Si hubiera sabido que Max iba a portarse tan locamente, no habría salvado su alma». Dios conoce toda tu historia, desde la primera palabra hasta el último aliento, y con pleno conocimiento de causa declara: «Tú eres mío». Mi impresor tomó una decisión similar con este libro. Antes de acceder apublicarlo, los editores leyeron cada palabra aquí escrita. Varios pares de ojos expertos revisaron el manuscrito, bostezaron al leer mis chistes flojos, calificaron mi uso de la palabra y ofrecieron sugerencias para afinar esto y bajar de tono aquello. Nos pasamos hojas de un lado al otro, escritor a editor de vuelta al escritor, hasta que por fin todos nos pusimos de acuerdo en la versión final. Continuará...


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