ACÉRCATE SEDIENTO Parte 104


 ACÉRCATE SEDIENTO Parte 104

Cuarta parte: Recibe Su Amor

DIECISÉIS: Enfrenta sin temor la eternidad

Joe Allbright es un ranchero tejano cabal y de una sola pieza que es conocido en todo el condado de Andrews, donde crecí. Uno de los hijos de Joe, llamado Jaime, era uno de mis mejores amigos en la secundaria. Jugamos fútbol americano juntos. En realidad, él jugaba mientras yo montaba guardia en la banca del equipo. Cierto viernes en la noche después de un partido en otro pueblo, Jaime me invitó a quedarme en su casa. Al llegar a ella ya era pasada la medianoche y él no le había avisado a su papá que iba a venir con alguien. El señor Allbright no me conocía ni reconoció mi automóvil, así que al salir y colocarme frente a su casa, sacó una linterna y la apuntó directo a mi cara. Por entre los destellos vi a un hombre inmenso (si mal no recuerdo estaba en interiores), y oí su voz ronca que dijo: «¿Quién es usted?» Tragué saliva. Mi mente corrió a la velocidad de una tortuga en el barro. Empecé a decir mi nombre pero no pude. El señor Allbright no me conoce. Mi única esperanza era que Jaime hablara. Si él no se pronunciaba en representación mía, era más factible que se descongelara un glaciar. Mi amigo por fin intercedió: «No hay problema papá, este es mi amigo Max, él viene conmigo». La luz se apagó y el señor Allbright abrió la puerta de par en par. «Entren muchachos, hay comida en la cocina».

¿Qué cambió? ¿Qué hizo que el señor Allbright apagara la linterna? Un simple hecho. Yo me había alineado con su hijo. Mi seguridad repentina no tenía que ver en absoluto con mis logros, méritos o dádivas. Yo conocía a su hijo. Punto. Por la misma razón, no tienes por qué temer el juicio de Dios. No hoy. No en el día del juicio. Jesús, en la luz que irradia la gloria de Dios, habla en representación tuya. Dice al Padre «ese es mi amigo», y tan pronto lo hace, la puerta del cielo se abre. Confía en el amor de Dios. Su amor perfecto. No tengas miedo de que vaya a descubrir tu pasado. Eso ya lo sabe. No temas que vayas a decepcionarlo en el futuro. Él puede hasta mostrarte cómo lo harás. Con conocimiento perfecto del pasado y visión perfecta del futuro, Él te ama a perfección a pesar de ambos. El amor perfecto puede echar fuera tu temor del juicio. (Y manejar más despacio puede echar fuera tu temor de la policía.)  


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