ACÉRCATE SEDIENTO Parte 108

 ACÉRCATE SEDIENTO Parte 108


Cuarta parte: Recibe Su Amor

DIECISIETE: Si Dios te escribiera una carta

Sin embargo, el tesoro no es la tubería ni la caja, ni siquiera la dádiva como tal. No, el tesoro es el Dador mismo. En mi lista de cosas que quisiera haber aprendido mucho tiempo atrás, esta verdad se mantiene siempre a la cabecera. La gracia llegó a mi vida en empaque de tipo eclesiástico. Las congregaciones y sus líderes del momento me cambiaron, pero después las iglesias lucharon y hasta se dividieron. Los hombres maduros actuaron como niños en un parque de distracciones. La caja se rompió, el grifo se atascó y por un tiempo mi corazón se hundió en la incertidumbre.

Gracias a Dios no pasó mucho tiempo antes de que escuchara la invitación de la fuente que sigue corriendo y saltando para vida eterna: «Si alguno tiene sed, venga a mí [no a mis profetas ni a mi pueblo] y beba» (Juan 7.37). Dios se describe a sí mismo como «fuente de agua viva» (Jeremías 2.13). Dale gracias por los grifos, pero no confíes en ellos para nutrirte. Dale gracias por las cajas en las que vienen los regalos, pero no te quedes sin abrirlas. Por encima de todo, no te quedes sin leer la carta que viene adentro. Encuéntrala en medio de los regalos diarios de misericordia y cuidado, es una carta personal que podría decir algo semejante a esto: Amado hijo(a) mío(a): ¿Tienes sed? Acércate y bebe. ○ Yo soy aquel que te reconforta. Yo te compré ○ y soy quien completa tu vida. ○ Me deleito en ti y te reclamo como propio, gozándome por ti como el novio se regocija por su novia. ○ Nunca te dejaré ni te abandonaré.


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