APLAUSO DE CIELO 16 PARTE

 


APLAUSO DE CIELO 16 PARTE

DICHOSOS… LOS POBRES EN ESPÍRITU…

3: LOS POBRES PUDIENTES

Sabe hacia dónde va y piensa llegar mañana. Es la nueva generación. La antigua que tome el paso o empaquete sus cosas. Domina las tres «P» del mundo empresarial. Prosperidad. Posteridad. Poder. Él es el joven… dirigente… rico.  Hasta hoy, para él la vida ha sido un paseo agradable por una avenida de neón. Pero ahora tiene una pregunta. ¿Una preocupación fortuita o un temor genuino? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que ha venido en busca de consejo. Para alguien tan acostumbrado a dictar órdenes, debe resultarle incómodo tener que solicitar la ayuda de este hijo de carpintero. Para un hombre de su nivel procurar consejo de un burdo campesino no constituye un procedimiento común. Pero esta pregunta no es común. —Maestro —le pregunta—, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Su forma de expresar la pregunta deja en claro su creencia errónea. Piensa que puede conseguir vida eterna del mismo modo que obtiene todo lo demás: por su propia fuerza. —¿Qué debo hacer yo ? Jesús: ¿Cuáles son los requisitos? ¿Cuál es el punto clave? Sin vueltas; directo al grano. ¿Cuánto hace falta que invierta para asegurar mi ganancia? La respuesta de Jesús intenta hacerlo retroceder. —Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.

A ese nivel, un hombre que tuviese al menos media conciencia, habría gesticulado levantando las manos. «¿Guardar los mandamientos? ¡Guardar los mandamientos! ¿Sabe usted cuántos mandamientos hay? ¿Ha leído últimamente la ley? Lo he intentado —de verdad que lo he intentado—, pero no puedo». Eso es lo que debiera decir el dirigente, pero esa confesión es lo que más dista de su mente. En lugar de pedir ayuda, toma un lápiz y un papel y pide la lista. —¿Cuáles? Moja el lápiz con la lengua y arquea una ceja. Jesús lo complace. —No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo. «¡Fantástico!» piensa el joven al acabar las anotaciones. «Ahora tengo el examen. Continuará...


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