APLAUSO DEL CIELO 2 PARTE

 APLAUSO DEL CIELO 2 PARTE


DICHOSOS…

1- DELEITE SAGRADO

Glyn hablaba lentamente. En parte por su convicción. En parte por su enfermedad. Su esposo, Don, estaba sentado en una silla junto a ella. Los tres vinimos a programar un funeral... el suyo. Y ahora, después de cumplir esa tarea, de seleccionar los himnos y dar las indicaciones, Glyn habló. «Él dio una fortaleza que desconocíamos. Nos la dio cuando nos hizo falta y no antes». Sus palabras se arrastraban, pero eran claras. Sus ojos estaban humedecidos, pero confiados. Me pregunté qué pasaría si me quitasen la vida a los cuarenta y cinco años. Me pregunté el efecto que me produciría decir adiós a mis hijos y a mi cónyuge. Me pregunté qué sentiría como testigo de mi muerte. «Dios nos ha dado paz en el dolor. Nos cubre en todo momento. Incluso cuando estamos fuera de control, sigue presente».

Hacía un año que Glyn y Don se enteraron de la condición de Glyn: esclerosis lateral amiotrófíca (mal de Lou Gehrig ). La causa y la cura permanecen en el misterio. Pero el resultado no. La fuerza muscular y la movilidad se van deteriorando a ritmo constante, quedando solo la mente y la fe. Y la combinación de la mente y la fe de Glyn fue lo que me llevó a comprender que hacía más que programar un funeral. Contemplaba las joyas santas que ella extrajo de la mina de la desesperanza. «Podemos usar cualquier tragedia como piedra de tropiezo o como escalón… »Espero que esto no cause amargura en mi familia. Espero poder ser un ejemplo de que Dios desea que confiemos en tiempos buenos y en malos. Porque si no confiamos cuando los tiempos son difíciles, es porque en realidad no confiamos». Don la tomó de la mano. Le enjugó las lágrimas. Se enjugó las propias. «¿Quiénes son estos dos?» Me pregunté mientras lo observaba secar la mejilla de ella con un pañuelo. «¿Quiénes son estos que, estando a la orilla del río de la vida, pueden mirar hacia la otra orilla con tanta fe?» Continuará...


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