APLAUSO DE CIELO 34 PARTE

 APLAUSO DE CIELO 34 PARTE


…PORQUE RECIBIRÁN CONSUELO

6. TOQUES DE TERNURA

—Papá, tengo miedo. Abrí el otro ojo. Eran las tres de la mañana. —¿Qué pasa? —Necesito una lintedna en mi cuadto. —¿Qué? —Necesito una lintedna en mi cuadto. —¿Por qué? — Podque está oscudo. Le dije que las luces estaban encendidas. Le dije que la lámpara estaba encendida y que la luz del pasillo también. —Pedo papá — objetó—, ¿y si abdo mis ojos y no puedo ved nada? —¿Podrías repetir eso? —¿Qué pasa si abdo mis ojos y no puedo ved nada? Justo cuando estaba por decirle que ese no era el mejor momento para hablar acerca de aflicciones, mi esposa irrumpió. Me explicó que hubo un problema con la luz alrededor de la medianoche y que Andrea debe haberse despertado en la oscuridad. Sin lámpara. Sin luz en el pasillo. Había abierto sus ojos y no había podido ver nada. Sólo oscuridad. Hasta los corazones más duros se conmoverían ante la idea de un niño que se despierta en una oscuridad tan tenebrosa que no puede encontrar cómo salir de su habitación. Salté de la cama, levanté a Andrea, saqué una linterna del lavadero, y la llevé a su cama. Mientras tanto le iba diciendo que mamá y papá estaban presentes y que no debía temer. La acomodé y le di un beso. Y eso le bastó a Andrea.

Mi hija tiene los sentimientos heridos. Le digo que es especial. Mi hija está herida. Hago lo que sea para que se sienta mejor. Mi hija tiene miedo. No me duermo hasta que esté segura. No soy un héroe. No soy una superestrella. No soy raro. Soy padre. Cuando un niño sufre, un padre hace lo que le parece natural. Ayuda. Y después de ayudar, no le cobro. No le pido un favor a cambio. Cuando mi hija llora, no le digo que se ponga firme, se comporte de manera recia y mantenga el gesto adusto. Tampoco consulto un listado para preguntarle por qué se sigue raspando el mismo codo o por qué me despierta otra vez. No soy genial, pero no es necesario serlo para recordar que un niño no es un adulto. No es necesario que uno sea un sicólogo infantil para saber que los niños están «en construcción». No es necesario que uno tenga la sabiduría de Salomón para darse cuenta de que en primer lugar ellos no pidieron estar aquí y que la leche derramada puede ser limpiada así como que los platos rotos pueden ser reemplazados. Continuará...


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