APLAUSO DE CIELO 40 PARTE

 


APLAUSO DE CIELO 40 PARTE

…PORQUE HEREDARÁN LA TIERRA

8 EL LADRÓN DEL GOZO

Temor. Su tarea es quitarle el valor y dejarlo tímido y tembloroso. Su modus operandi es manipularlo con misterios, provocarlo con lo desconocido. Temor a la muerte, temor al fracaso, temor a Dios, temor al mañana, su arsenal es vasto. ¿Su objetivo? Crear almas cobardes, carentes de gozo. No quiere que usted viaje a la montaña. Supone que si logra alterarlo lo suficiente, usted desviará sus ojos de las cumbres y se conformará con una existencia monótona en las tierras bajas. Una leyenda de India nos cuenta de un ratón que le tenía terror a los gatos hasta que un mago aceptó transformarlo en gato. Eso resolvió su temor… hasta que se encontró con un perro, así que el mago lo convirtió en perro. El ratón convertido en gato convertido en perro se sintió contento hasta toparse con un tigre… de modo que, otra vez, el mago lo convirtió en aquello que lo atemorizaba. Pero cuando el tigre se le presentó con la queja de que se encontró con un cazador, se negó a ayudarlo. «Te convertiré nuevamente en ratón, porque aunque tienes cuerpo de tigre, tu corazón sigue siendo de ratón».

¿Le parece familiar? ¿Cuántas personas conoce que han construido una apariencia formidable, pero por dentro siguen temblando de temor? Atacamos nuestras ansiedades adoptando la apariencia de un tigre. Nos enfrentamos a nuestros temores con fuerza. Poder militar, sistemas de seguridad, estrategias de defensa, todo eso refleja una convicción de que el músculo crea seguridad. O si no usamos fuerza, probamos otros métodos. Acumulamos riquezas. Buscamos seguridad en las cosas. Cultivamos la fama y procuramos un nivel social. Pero, ¿dan resultado estos métodos? ¿Pueden el poder, las posesiones o la popularidad liberamos efectivamente de nuestros temores? Si el poder hubiese sido capaz, José Stalin habría sido una persona libre de temores. Sin embargo, este infame primer ministro ruso temía ir a la cama. Tenía siete dormitorios diferentes. Cada uno podía cerrarse tan herméticamente como una caja fuerte. A fin de despistar a cualquier asesino potencial, dormía en una habitación distinta cada noche. Cinco limusinas con chofer lo trasladaban dondequiera que fuese, cada una con cortinas cerradas de modo que nadie pudiera saber cuál llevaba a Stalin. Sus temores estaban tan profundamente arraigados que empleaba a un sirviente cuya única tarea era vigilar y proteger sus bolsitas de té. Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario