APLAUSO DE CIELO 42 PARTE

 


APLAUSO DE CIELO 42 PARTE

…PORQUE HEREDARÁN LA TIERRA

8 EL LADRÓN DEL GOZO

La valentía surge de lo que somos. Los apoyos externos pueden sustentar temporalmente, pero sólo el carácter interno crea valentía. Y son justamente esas convicciones internas las que Jesús promueve en las Bienaventuranzas. Recuerde, Mateo 5 no es una lista de proverbios o una recopilación de dichos aislados, sino más bien una descripción detallada de cómo Dios reconstruye el corazón del creyente. El primer paso es pedir ayuda, volverse «pobre en espíritu» y reconocer nuestra necesidad de un Salvador. El siguiente es la tristeza: «Dichosos los que lloran». Aquellos que lloran son los que saben que están equivocados y piden disculpas. Sin excusas. Sin justificación. Sólo lágrimas. Los primeros dos pasos constituyen reconocimiento de ineptitud y arrepentimiento del orgullo. El siguiente es de renovación: «Dichosos los de espíritu humilde». El reconocimiento de la debilidad conduce a la fuente de la fortaleza: Dios. Y la renovación viene cuando nos volvemos de espíritu humilde, cuando damos nuestra vida a Dios para ser su herramienta.

Las primeras dos bienaventuranzas nos pasan por el fuego de la purificación; la tercera nos coloca en las manos del Maestro. ¿El resultado de este proceso? Valentía: «Ellos heredarán la tierra». Ya no nos dominarán la tierra y sus temores, pues seguimos a Aquel que domina la tierra. ¿Le vendría bien un poco de valor? ¿Retrocede usted más de lo que se mantiene firme? De ser así, permita que el Maestro lo guíe nuevamente al tope de la montaña. Permita que le recuerde por qué no debe temer. Preste atención a la ocasión en la que Cristo disipó la agitación interna de sus nerviosos discípulos, y vea si sus palabras le sirven de ayuda.  Debemos recordar que los discípulos eran hombres comunes a quienes se les asignó una tarea exigente. Antes de llegar a ser santos de vitrales en las catedrales, eran vecinos que intentaban ganarse la vida y criar una familia. No fueron cortados de fibra teológica ni criados con leche sobrenatural. Pero su devoción era un poco mayor que su temor, y como resultado hicieron algunas cosas maravillosas. Sin embargo, nada habrían hecho, si no hubiesen aprendido a enfrentarse a sus temores. Jesús sabía eso. Es por ello que los animaba con sus palabras. Continuará...


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