APLAUSO DE CIELO 49 PARTE
…PORQUE SERÁN SACIADOS
10: LA VIDA EN LA FOSA
Hace poco llevé a mis dos hijas mayores a Sea World [El mundo marino]. Mi esposa estaba de viaje, así que Jenna, Andrea y yo fuimos a pasar el día mirando cómo danzaban los delfines, se metían las morsas y pataleaban los pingüinos. Pasamos un día estupendo. Perros calientes. Helados. Ballenas de peluche. Juguetes, juguetes y juguetes. Las niñas saben que su papá no puede resistirse a un «Por favoooooor» de trece letras. Debí haberlo sabido. El tiempo promedio de interés en los parques de diversión es de doce minutos treinta y dos segundos. Después de eso viene: —Papá, ¿me llevas esto? Me pesa demasiado. —Te dije que no lo compraras si no podías llevarlo tú. —Por favoooooor.
De modo que cuando finalizó el día cargaba dos juegos de lápiz con lapicera, un par de anteojos, un pingüino inflado, un diente de tiburón (con el resto del tiburón), un peluche tamaño real de «Shamu» la orca asesina, seis globos, y una tortuga viva. (Pues sí, estoy exagerando; sólo eran cinco los globos.) Agregue a eso el calor, el sarpullido causado por haber sido salpicado con agua salada, el helado que se chorreó por mi camisa, y ya estaba listo para un descanso. Por eso me alegró ver la fosa de pelotas plásticas. Esta sola atracción basta para convencerlo que mantenga actualizado su pase de temporada. Es un pabellón grande, cubierto, sombreado, fresco y calmante. Debajo del toldo hay una fosa de un metro con veinte centímetros de profundidad que tiene el tamaño de una piscina en el fondo de una casa. Pero en lugar de estar lleno de agua, está cargada de pelotas… miles y miles de pelotas de plástico, coloridas y livianas. En el centro de la fosa hay una especie de mesa que tiene unos agujeros por donde salen chorros de aire. Los niños se trepan por la fosa, agarran pelotas, las colocan sobre los agujeros y «¡Yupiiii!»… las pelotas vuelan. La parte más maravillosa de la fosa es el área para los padres. Mientras los niños ruedan y saltan en las pelotas, los padres se sientan en el piso alfombrado que rodea la fosa, y descansan. Mi hija mayor, Jenna, lo hizo muy bien. Se sumergía y enfilaba directamente hacia la mesa. Continuará...
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