APLAUSO DE CIELO 62 PARTE

 


APLAUSO DE CIELO 62 PARTE

DICHOSOS… LOS DE CORAZÓN LIMPIO…

12: EL ESTADO DEL CORAZÓN

¿Cuál es la mejor manera de limpiar un interior podrido? Sabía exactamente lo que debía hacer. Conseguí un paño y un balde de agua enjabonada y empecé a limpiar el exterior del aparato. Estaba seguro de que el olor desaparecería con un buen lustrado, así que limpié, lustré y pulí. Cuando acabé, el congelador podría haber aprobado una inspección de reclutas de la Marina. Estaba reluciente. Pero al abrir la puerta, el congelador me revolvía el estómago. (Usted se preguntará: «¿Qué clase de tonto haría semejante cosa?» Siga leyendo y se enterará.)

Ningún problema, pensé. Sabía qué hacer. Este congelador necesita algunos amigos. Yo también apestaría si tuviese la vida social de una máquina en un cuarto de electrodomésticos. Así que, hice una fiesta. Invité a todos los electrodomésticos de las cocinas del barrio. Fue una tarea difícil, pero llenamos nuestro apartamento de refrigeradores, estufas, microondas y lavarropas. Fue una fiesta fantástica. Un par de tostadoras se conocían de la tienda de electrodomésticos. Todos jugaron a ponerle el enchufe al tomacorriente y dedicaron algunas risas a las garantías limitadas. Pero las limadoras fueron las que causaron mayor sensación; tenían gran habilidad para la mezcla. Estaba seguro de que la interacción social curaría el interior de mi congelador, pero me equivoqué. Lo abrí, ¡y el hedor era aun peor! ¿Y ahora qué? Se me ocurrió una idea. Si el pulido no lo lograba y una vida social no era de ayuda, ¡daría al congelador algo de status! Compré un rótulo adhesivo de Mercedes Benz y lo pegué a la puerta. Le pinté una corbata colorida con pequeños dibujos en el frente. Le pegué un adhesivo para autos en la parte posterior que decía «Salvemos a las ballenas», y le instalé un teléfono celular en el costado. Ese congelador tenía clase. Estaba a la moda. Tenía… estilo. Lo salpiqué con colonia y le di una tarjeta de crédito para darle importancia. Después retrocedí para poder admirar al congelador de clase alta. «Hasta es posible que logres salir en la tapa de la revista Mecánica popular », le dije. Se sonrojó. Después abrí la puerta esperando ver un interior limpio, pero lo que vi estaba putrefacto… un interior oloroso y repulsivo. Continuará...


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