APLAUSO DE CIELO 64 PARTE

 


APLAUSO DE CIELO 64 PARTE

DICHOSOS… LOS DE CORAZÓN LIMPIO…

12: EL ESTADO DEL CORAZÓN

¿Cómo cambia su corazón? Jesús dio el plan en la montaña. Aléjese un poco de las bienaventuranzas una vez más y contémplelas en secuencia. El primer paso es un reconocimiento de pobreza: «Dichosos los pobres en espíritu» La alegría de Dios no es recibida por aquellos que se la ganan, sino por los que reconocen no ser merecedores de ella. El gozo de Sara, Pedro y Pablo vino cuando se rindieron, cuando rogaron por un guardacostas en lugar de una lección de natación, cuando buscaron un salvador en lugar de un sistema. El segundo paso es la tristeza: «Dichosos los que lloran» El gozo viene para los que están sinceramente arrepentidos de sus pecados. Descubrimos gozo cuando abandonamos la prisión del orgullo y nos arrepentimos de nuestra rebelión.

El llanto es seguido por el corazón humilde. Los de corazón humilde son los que están dispuestos a ser usados por Dios. Asombrados por el hecho de que Dios quiera salvarlos, les resulta igualmente sorprendente que Dios quiera usarlos. Son un grupo de clarinetistas de la escuela secundaria que toca con la orquesta Bostón Pops. No le dicen al maestro cómo manejar la batuta; sencillamente están encantados de ser parte del concierto. ¿El resultado que producen los tres primeros pasos? Hambre. ¡Nunca ha visto usted algo como lo que está sucediendo! Reconoce su pecado… recibe salvación. Confiesa su debilidad… recibe fuerza. Dice que está arrepentido… recibe perdón. Es una senda alocada e imprevisible llena de encuentros placenteros. Por primera vez en su vida está adicto a algo positivo… algo que da vida en lugar de quitarla. Y desea más. Luego viene la compasión. Cuanto más recibe, más da. Le resulta más fácil conceder gracia porque se da cuenta que usted ha recibido tanta. Lo que le hicieron a usted no tiene punto de comparación con lo que usted le hizo a Dios. Por primera vez en su vida, ha encontrado un gozo permanente, un gozo que no depende de sus antojos y acciones. Es un gozo que viene de Dios, un gozo que nadie puede quitarle. Un deleite sagrado es puesto en su corazón. Es sagrado porque sólo Dios lo puede conceder. Es un deleite porque usted nunca lo esperaría. Y aunque su corazón no es perfecto, no está podrido. Y aunque usted no es invencible, al menos está conectado. Y puede estar seguro de que aquel que lo creó sabe exactamente cómo purificarlo… desde adentro hacia afuera.


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