JOB Y SUS AMIGOS Parte nueve


 JOB Y SUS AMIGOS 

1- PROSPERIDAD Y ORGULLO DE JOB

Parte nueve

¡Qué gracia es tener que ver con tal Dios! ¡Qué gracia es estar en las manos de Aquel que no escatima penas cuando tiene que avasallar en nosotros todo cuanto sea contrario a Él, y labrar Su bendita imagen en nosotros! Pero, querido lector, ¿no hay algo profundamente interesante en el hecho de que Dios puede hasta servirse de Satanás como instrumento para la disciplina de Su pueblo? Vemos esto en la vida del apóstol Pedro, lo mismo que en la del patriarca Job. Pedro tenía que ser zarandeado, y Satanás fue utilizado para cumplir esta tarea: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” (Mateo 26:31). Allí también había una necesidad imperiosa. Había una raíz profunda en el corazón de Pedro que tenía que ser puesta al descubierto: la raíz de la confianza en sí mismo. Y su fiel Señor consideró absolutamente necesario hacerlo pasar a través de un proceso severo y doloroso a fin de que esa raíz fuese traída a la luz y juzgada. Por eso se le permitió a Satanás zarandear a Pedro para que se condujese con mesura todos los días de su vida, y jamás volviese a confiar en su propio corazón. Dios quiere vasos vacíos, ya sea que se trate de un patriarca o de un apóstol. Todo, en el hombre, tiene que ser ablandado y sojuzgado a fin de que la gloria divina resplandezca en él con un brillo inextinguible. Si Job hubiese conocido este gran principio, si hubiese captado el objetivo divino, ¡cuán diferentemente se habría conducido! Pero él —como nosotros— tenía que aprender su lección; y el Espíritu Santo, en el texto inspirado, nos relata la manera en que Job aprendió esta lección, para que así también nosotros podamos sacar provecho de ella. 

Sigamos leyendo el relato. “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (1:6-11). Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario