JOB Y SUS AMIGOS Parte seis

 


JOB Y SUS AMIGOS 

1- PROSPERIDAD Y ORGULLO DE JOB

Parte seis

¡Qué lenguaje! ¡Sólo piensa en maldecir al hombre que trae las nuevas de su nacimiento! ¡Y lo maldice porque no lo mató en el vientre! Todo esto, tanto en lo que se refiere al patriarca como al profeta, se halla en agudo contraste con el manso y humilde Jesús de Nazaret. Él, el Salvador inmaculado, sufrió pruebas mucho más numerosas y terribles que todos sus servidores juntos. Sin embargo, jamás un solo murmullo brotó de sus labios. Lo soportó todo con paciencia y afrontó la hora más sombría con estas palabras: “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan 18:11). ¡Bendito Señor, Hijo del Padre, cuán digno eres de nuestra adoración! ¡Nos postramos a tus pies, sumidos en adoración, amor y alabanzas, reconociéndote como Señor de todo! ¡Señalado entre diez mil, y todo Él codiciable (Cantares 5:10, 16)!  

La historia de los caminos de Dios con las almas que nos presenta este libro constituye el campo más fértil para nuestro estudio; una historia de lo más interesante, sumamente instructiva y provechosa. El principal y gran objetivo de estos designios de Dios con las almas es el de producir una verdadera contrición y humillación de espíritu; apartar de nosotros toda falsa justicia; hacer que nos despojemos de toda confianza en nosotros mismos y enseñarnos a buscar en Cristo nuestro único amparo. Todos tienen que pasar a través de lo que podría denominarse «el proceso de despojamiento y vaciamiento de uno mismo». Unos experimentan este proceso antes de su conversión o nuevo nacimiento; otros, después. Algunos son traídos a Cristo pasando por terribles experiencias y penosos ejercicios de corazón y de conciencia, ejercicios que pueden durar años y, a veces, toda la vida. Otros, en cambio, obtienen esta misma gracia a través de ejercicios de alma relativamente fáciles. Estos últimos se apropian de inmediato de las buenas nuevas del perdón de los pecados que fue posible merced a la muerte expiatoria de Cristo. Su corazón se llena de gozo en seguida. Pero el despojamiento y el vaciamiento del yo viene después y, en muchos casos, puede sacudir al alma desde sus mismos cimientos y hasta hacerla dudar de su propia salvación. Continuará...


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