JOB Y SUS AMIGOS parte 29

 


JOB Y SUS AMIGOS parte 29

2:DISCURSOS DE LOS AMIGOS DE JOB

Nos aflige sobremanera ver —y ello con la mayor solemnidad— la creciente frivolidad e indiferencia de la época en que vivimos. Nada es más aterrador que la desproporción entre nuestra profesión y nuestra práctica. Se profesan las más elevadas verdades en relación inmediata con una mundanalidad y una licencia groseras. En algunos casos, pareciera como si el andar fuese más bajo cuanto más altas son las doctrinas profesadas. Vemos en medio de nosotros una extensa difusión de la verdad; pero, ¿dónde está su poder formativo? Torrentes de luz se derraman en la inteligencia, pero ¿dónde están los profundos ejercicios de corazón y de conciencia en la presencia de Dios? La regla de presentar la verdad en forma precisa y exacta se cumple con extremo rigor; pero, ¿dónde están los resultados prácticos? Se desarrolla la sana doctrina según la letra; pero, ¿dónde está el espíritu? Vemos la forma de las palabras; pero, ¿dónde está la representación viviente? 

¿Queremos decir con esto que no apreciamos la sana doctrina? ¿Queremos decir que subestimamos la amplia difusión de las preciosas verdades de la Palabra en sus formas más elevadas? ¡Lejos, lejos está de nosotros ese pensamiento! El lenguaje humano sería insuficiente para expresar nuestra estima de estas cosas. Que Dios nos guarde de escribir una sola línea que pudiera de alguna manera hacer mermar en la mente del lector el inefable valor y la importancia de mantener una elevadísima —en rigor, la más elevada— norma de verdad, al igual que la sana doctrina. Estamos plenamente persuadidos de que jamás mejoraremos nuestra conducta rebajando —aun si fuese el ancho de un cabello— la medida de los principios de Dios. Mas, querido lector, le preguntamos con amor y solemnidad: ¿No le aflige el hecho de que en medio de nosotros haya tan trágica ausencia de conciencias delicadas y de corazones ejercitados? ¿Marcha pareja nuestra piedad práctica con la profesión de nuestros principios? ¿Está la medida de nuestra conducta práctica a la misma altura que la medida de la doctrina que profesamos? Continuará...


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