JOB Y SUS AMIGOS
1- PROSPERIDAD Y ORGULLO DE JOB
Parte once
¡Y pensar que fue Satanás quien —con permiso, y aun por encargo, de Dios— lo había reducido a este estado! Y ¿para qué se hizo todo esto? Para el provecho permanente y profundo de la preciosa alma de Job. Dios veía que su siervo necesitaba aprender una lección; y consideraba, además, que tal lección sólo podía enseñarse haciendo pasar a Job por una prueba penosa —por una ordalía— cuya sola mención llena la mente de solemne temor. Dios no dejará de enseñar a Sus hijos, aun si tuviere que despojarlos de todo a lo que el corazón se apega en este mundo. Pero debemos seguir a nuestro patriarca en aguas todavía más profundas.
“Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. Y dijo Jehová a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (2:1-10). Éste es un pasaje muy notable. Nos instruye acerca del lugar que ocupa Satanás respecto del gobierno de Dios. Él no es más que un instrumento; y, si bien está siempre listo para acusar al pueblo de Dios, no puede hacer nada sino sólo lo que Dios le permite. Sus esfuerzos, en lo que a Job se refiere, se vieron frustrados y, tras agotar sus últimos recursos, desaparece, y no oímos nada más acerca de sus maniobras en el resto del libro, cualesquiera pudiesen haber sido sus intenciones. Continuará...
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