DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 13

 


DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 13

Introducción

¿Qué podía conocer un filisteo de las lágrimas de arrepentimiento, del agua derramada, o de un cordero ofrecido en holocausto? Nada. Los hombres de este mundo sólo pueden tomar conocimiento de lo que yace en la superficie. El mundo comprende bien la grandeza exterior y las apariencias, la pompa y el deslumbramiento, el despliegue de la fuerza en la carne, pero nada sabe de los ejercicios profundos del alma delante de Dios. Y, sin embargo, es esto último lo que el cristiano debería buscar con más ardor. Una alma ejercitada es algo de lo más precioso a los ojos de Dios; y con ella Él se complace en permanecer en todo tiempo. No pretendamos ser algo; tomemos simplemente nuestro verdadero lugar delante de Dios, y seguramente él será nuestra fuerza y nos dará la energía según la medida de nuestras necesidades. 

“Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel” (1 Samuel 7:10). Tales fueron los felices resultados de la confianza en Dios y de la espera en “el Dios de los escuadrones de Israel”. Fue algo semejante al glorioso despliegue del poder de Jehová en las orillas del mar Rojo. “Jehová es varón de guerra” cuando su pueblo necesita de él, y cuando su fe puede contar con él para hallar ayuda “en tiempo oportuno”. Cuando los israelitas dejaban que Jehová combatiese por ellos, él siempre estaba dispuesto a aparecer, espada en mano, a favor de ellos; pero toda la gloria debe pertenecerle. Los vanos gritos de triunfo de Israel deben dar paso al silencio, a fin de que la voz de trueno de Jehová pueda oírse claramente. ¡Qué bueno es permanecer en silencio, y dejar que Jehová hable! ¡Qué poder en su voz! Es el poder que trae la paz al alma de su pueblo, y que infunde terror en el corazón de sus enemigos. “ Continuará...


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