DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 16

 


DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 16

Introducción

Saúl era muy particularmente el hombre según el corazón de Israel. Tenía todo lo que la carne desea: era “joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo” (1 Samuel 9:2). Todo esto era muy imponente para los que miran sólo la apariencia; pero ¿qué había debajo de este atractivo exterior? Toda la conducta de Saúl lleva la huella del más profundo egoísmo y del más grande orgullo, arropados bajo el manto de la humildad. Cuando Saúl se esconde, es sólo con el fin de aparecer luego de una manera más imponente. Con el corazón lleno de pensamientos de realeza, guarda a este respecto el más profundo secreto hacia su tío; con todos sus pensamientos vueltos hacia la corona, se esconde entre el bagaje, a fin de convertirse en el objeto de mayor atención de toda la asamblea. En cada ocasión donde lo vemos aparecer, podemos sólo reconocer en él a un hombre profundamente egoísta, lleno de su propia importancia y completamente insumiso. Es verdad que el Espíritu viene sobre él, como sobre alguien puesto aparte para ocupar un cargo en medio del pueblo de Dios; pero Saúl era en todo una persona que sólo buscaba su propio interés, y empleaba el nombre de Dios sólo para sus propios fines, y las cosas de Dios como un pedestal para realzar su propia gloria. 

La escena que tiene lugar en Gilgal es muy característica y hace resaltar el principio que hacía actuar a Saúl. Impaciente de esperar el momento fijado por Dios, “se esforzó” y “ofreció el holocausto” (1 Samuel 13:12); pero debe oír de los labios de Samuel estas solemnes palabras: “Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó” (1 Samuel 13:13-14). Continuará...


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