DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 3


 DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 3

Introducción

En el capítulo 3 se halla la predicción del terrible derrumbe de la casa de Elí: “Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel” (1 Samuel 3:2). Todas estas palabras tienen un alcance serio. Los ojos oscurecidos de Elí y el llamado de Jehová al niño, representan, en otros términos, la desaparición de la casa de Elí y la entrada en escena del “sacerdote fiel”. Samuel corre hacia Elí, pero, ¡ay!, todo lo que éste puede decirle es: “Vuelve y acuéstate” (v. 5). No tenía ningún mensaje para el joven. Abrumado por la edad y los ojos oscurecidos, podía pasar su tiempo en el sueño y las tinieblas, mientras que la voz de Dios se hacía oír muy cerca de él. ¡Qué advertencia solemne! Elí era sacerdote de Jehová, pero le faltaba vigilancia en su andar, orden en su familia, firmeza para contener a sus hijos; de ahí su triste fin. “Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado” (1 Samuel 3:11-13). 

“Lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). ¡Cuánta demostración tiene esta verdad en la historia de todo hijo de Adán, y particularmente en la de cada hijo de Dios! Segaremos según lo que hayamos sembrado. Esta fue la experiencia de Elí, y es lo que experimentaremos tú y yo, querido lector. Hay en esta declaración divina una realidad mucho más práctica, mucho más seria de lo que algunos, sin duda, imaginan. Si nos dejamos arrastrar por una corriente de malos pensamientos, si adoptamos malos hábitos de conversación y usamos palabras ligeras y vanas, si proseguimos una indecorosa línea de conducta, tarde o temprano segaremos los frutos. Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario