DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 63

 


DAVID: LA VIDA DE LA FE parte 63

4- NABAL Y ABIGAIL 

 Es interesante observar, a medida que recorremos  las diversas escenas de la vida de David, los  diferentes sentimientos que experimentaron con respecto a su persona los que estaban en relación con él, y la consiguiente posición asumida en cuanto a él. Hacía falta una gran energía de fe para discernir, en el desterrado despreciado, al futuro rey de Israel. A juzgar por los principios humanos, hasta podría parecer que la conducta de David en comparación con la de Saúl era tan injustificable como su vida vagabunda en el país. El capítulo que vamos a considerar presenta dos ejemplos notables de personas afectadas de diferente modo con respecto a David. 

 “Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en Carmel, el cual era muy rico, y tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció que estaba esquilando sus ovejas en Carmel. Y aquel varón se llamaba Nabal” (v. 2-3). Este Nabal era un israelita que aparece en marcado contraste con David, quien, aunque ungido rey de Israel, no tenía donde recostar su cabeza, y era un errante que andaba de montaña en montaña y de cueva en cueva. Nabal era muy rico, pero era un hombre egoísta y que no sentía absolutamente ninguna simpatía por David. Si tenía bendiciones terrenales, las tenía para sí mismo; y aunque era “muy rico”, no tenía ninguna idea de compartir sus riquezas con nadie más, y mucho menos con David y sus compañeros. 

 “Y oyó David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas. Entonces envió David diez jóvenes y les dijo: Subid a Carmel e id a Nabal, y saludadle en mi nombre…” (v. 45). David estaba en el desierto; era su lugar; Nabal, por su parte, estaba rodeado de todo el bienestar de la vida. El primero debía todos sus dolores y privaciones a lo que era; el segundo también debía a lo que era, todos sus bienes y deleites. Ahora bien, en general encontramos mucho egoísmo en las posiciones cuyas ventajas provienen de la profesión religiosa. Si la profesión de la verdad no está acompañada de renunciamiento a sí mismo, lo estará de una manifiesta autocomplacencia; por eso es tan común hoy día ver un decidido espíritu de mundanalidad vinculado a una alta profesión de verdad.  Continuará…


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