CONVERSIÓN ¿QUÉ ES? Capítulo 18

3- ¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN? Esta era una obra real. Llevaba sus propias credenciales con ella. No había nada vago o insatisfactorio acerca de ella - ninguna ocasión para alguna reserva o para formar o expresar un juicio respecto a ella. Era clara, distintiva, e inequívoca. Llevaba estampada la mano del Maestro, y llevaba convicción a toda mente capaz de sopesar la evidencia. La obra de conversión fue llevada a cabo, y los frutos de la conversión siguieron en deliciosa profusión. El testimonio salió por todas partes, de modo que el obrero no tuvo ocasión para que él contase y publicase el número de conversiones en Tesalónica. Todo era divinamente real. Era una completa obra del Espíritu de Dios con referencia a la cual no podía haber ninguna equivocación posible, y sobre la cual era superfluo hablar. El apóstol simplemente había predicado la Palabra en el poder del Espíritu Santo, con plena convicción. No hubo nada vago, nada dudoso acerca de su testimonio. Él predicó como uno que creía plenamente y que había entrado completamente en aquello de lo cual estaba predicando. No era la mera expresión de ciertas verdades conocidas y reconocidas - no era la declaración cortante y seca de ciertos dogmas estériles. No; se trataba del desbordamiento viviente del glorioso evangelio de Dios, viniendo de un corazón que sentía profundamente cada expresión, y cayendo en corazones preparados por el Espíritu de Dios para su recepción. Tal fue la obra en Tesalónica - una obra profunda, sólida, bendita, completamente divina - toda ella sana y real, el fruto genuino del Espíritu de Dios. No se trató de una mera excitación religiosa, de nada sensacional, nada de presiones elevadas, ningún intento de despertar un avivamiento. Todo fue hermosamente tranquilo. El obrero, como se nos dice en Hechos 17, llegó "a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y de acuerdo con su costumbre, Pablo entró a reunirse con ellos, y por tres sábados [tres días de reposo] discutió con ellos basándose en las Escrituras." (Hechos 17: 1, 2 - RVA) - ¡Preciosa, poderosa discusión! ¡quisiera Dios que nosotros tuviéramos más de ello en medio nuestro! - "explicando y demostrando que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de entre los muertos. Él decía: "Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo."" (Hechos 17:3 - RVA). Cuán sencillo, ¡predicar a Jesús basándose en las Escrituras! Si, aquí estriba el gran secreto de la predicación de Pablo. Él predicaba a una Persona viva, en poder vivo, sobre la autoridad de una Palabra viva, y esta predicación fue recibida con una fe viva, y produjo fruto vivo, en las vidas de los convertidos. Esta es la clase de predicación que queremos. No es entregar sermones, no es hablar de religión, sino que es la poderosa predicación de Cristo por el Espíritu Santo hablando a través de hombres que tienen completamente inculcado lo que ellos están predicando. ¡Que Dios nos conceda más de esto!

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