CONVERSIÓN ¿QUÉ ES? Capítulo 26

5 - "OS CONVERTISTEIS… A DIOS" Somos llamados ahora a considerar lo que podríamos denominar el lado positivo del gran asunto de la conversión. Nosotros hemos visto que es un volverse (convertirse) de los ídolos - un volverse (convertirse) de todos esos objetos que gobernaban nuestros corazones y comprometían nuestros afectos - las vanidades y las necedades, las pasiones y los placeres, que conformaban el todo de nuestra existencia en los días de nuestra oscuridad y ceguera. Es, como leemos en Hechos 26:18, un volverse (convertirse) de las tinieblas, y del poder de Satanás; y, como leemos en Gálatas 1:4, un volverse (convertirse) del presente siglo malo ("de la presente época malvada" - RVA). Pero la conversión es mucho más que todo esto. No sería, en un sentido, más que una pobre cosa, si fuera meramente un volverse 'del pecado, el mundo, y Satanás.' Sin duda, es una misericordia de proporciones el ser liberado, de una vez y para siempre, de toda la desdicha y de la degradación moral de nuestra vida anterior; de la terrible servidumbre del dios y príncipe de este mundo; de toda la falsedad y vanidad de un mundo que yace en los brazos del maligno; y del amor y práctica del pecado - los viles afectos que una vez gobernaban sobre nosotros. Nosotros nunca podemos estar demasiado agradecidos por todo lo que se incluye en este aspecto del asunto. Pero, repetimos, hay efectivamente mucho más que esto. El corazón puede sentirse dispuesto a inquirir, «¿Qué hemos obtenido en lugar de todo lo que hemos abandonado? ¿Es el Cristianismo meramente un sistema de negaciones? Si nosotros hemos roto con el mundo y con el 'yo' - si hemos abandonado nuestros antiguos placeres y entretenciones - si, en resumen, si hemos dado la espalda a lo que hace a la vida en este mundo, ¿que tenemos en cambio?» Continuará...

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