CONVERSION ¿QUÉ ES?
1 - CONVERSIÓN GENUINA
¡Cuán sobrecogedor es pensar en esto! Ciertamente debería despertar cada alma a la consideración seria del gran tema que ahora está ante nosotros, a saber, la urgente necesidad de conversión a Dios. Esta es la única vía de escape. Una persona inconversa, cualquiera o quienquiera que sea, tiene la muerte, el juicio, y el lago de fuego delante de ella, y cada latido de su pulso le acerca más y más a esas horribles realidades. No es más seguro que el sol se levante, en un cierto momento, mañana por la mañana, que el lector deba, antes que pase mucho tiempo, pasar a la eternidad; y si su nombre no está en el libro de la vida - si no es convertido - si no es de Cristo, él será, ciertamente, juzgado conforme a sus obras, y la consecuencia cierta de aquel juicio será el lago que arde con fuego y azufre, y eso a través de tiempos interminables de una eternidad oscura y tenebrosa. ¡Oh! ¡la terrible monotonía del infierno!
El lector puede maravillarse quizás por extendernos tan largamente sobre este terrible tema. Puede sentirse dispuesto a preguntar, «¿Convertirá esto a las personas?» Respondemos: si esto no las convierte, las puede conducir a ver su necesidad de conversión. Puede conducirlas a ver su inminente peligro. Puede inducirlas a escapar de la ira venidera. ¿Por qué el bendito apóstol disertó ante Félix sobre el asunto del "juicio venidero"? Ciertamente para que pudiese persuadirle a volverse de sus malos caminos y su mala vida. ¿Por qué nuestro bendito Señor insistió tan constantemente sobre Sus oidores acerca de la realidad solemne de la eternidad? ¿Por qué Él habló tan a menudo del gusano que no muere y del fuego que no puede ser apagado? Ciertamente fue con el propósito de despertarles para que tuviesen conciencia de su peligro, para que ellos pudiesen huir en busca de refugio para asirse (echar mano) de la esperanza puesta ante ellos. ("tengamos un poderoso consuelo los que hemos huído para refugiarnos en él echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros." Hebreos 6:18 - VM). ¿Somos nosotros más sabios que Él? ¿Somos más tiernos? ¿Hemos descubierto algún modo mejor para convertir personas? ¿Hemos de tener temor de insistir a nuestros lectores u oidores acerca del mismo tema solemne sobre el que nuestro Señor insistió sobre los hombres de Su tiempo? ¿Tenemos que evitar ofender oídos amables mediante la llana declaración de que todos los que mueren inconversos deben inevitablemente estar de pie ante el gran trono blanco, y pasar al lago de fuego? ¡Dios no lo permita! Continuará...
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