¿AMA DIOS A TODOS? Capítulo 1

UNA de las creencias más populares de esta época es que Dios ama a todos, y el mismo hecho de que sea una creencia tan popular entre todas las clases de personas debería ser suficiente para despertar las sospechas de aquellos que están sujetos a la Palabra de Verdad. El amor de Dios hacia todas sus criaturas es el principio fundamental y favorito de los universalistas, unitarios, teósofos, científicos cristianos, espiritualistas, russellistas, etc. No importa si un hombre vive desafiando abiertamente al cielo, sin preocuparse en absoluto por los intereses eternos de su alma, o si no le importa la gloria de Dios, o si muere maldiciendo con sus labios; sin embargo dicen que Dios ama a tal persona. Este dogma se ha proclamado tan ampliamente y es tan reconfortante para el corazón que está en enemistad con Dios, que tenemos pocas esperanzas de convencer a muchos de los lectores de sus errores. Podemos decir que el dogma de que Dios ama a todos es una creencia bastante moderna. Los escritos de los padres de la iglesia, los reformadores o los puritanos (según creemos)podrían ser (1 Universalismo: creencia de que todas las personas se salvarán. Unitarismo: movimiento teológico que niega la Trinidad. Teosofía: búsqueda esotérica de lo divino. Científicos cristianos: Idealismo filosófico que afirma que el mundo físico es una ilusión, y que la única realidad es espiritual. Espiritualismo: implica la comunicación con “guías espirituales”. Russellitas: secta de los testigos de Jehová.) investigados en vano en busca de tal concepto. Cautivado por el libro de Drummond titulado La más grandiosa cosa del mundo, quizás el difunto D. L. Moody, hizo más que nadie en el último siglo para popularizar este concepto. Ha sido costumbre decir que Dios ama al pecador aunque odia su pecado. Pero esa es una distinción sin sentido. ¿Qué hay en un pecador sino pecado? ¿Acaso no es cierto que en el pecador toda la “cabeza está enferma” y todo su corazón desfallecido, y que “desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana”? (Isaías 1:5-6). Continuará...

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