¿AMA DIOS A TODOS? Capítulo 2

¿Será cierto que Dios ama al que desprecia y rechaza a su bendito Hijo? Dios es Luz tanto como Amor, y por lo tanto Su amor debe ser un amor santo. Decirle al que rechaza a Cristo que Dios lo ama es cauterizar su conciencia, y además es darle un sentido de seguridad en relación a sus pecados. El hecho es que el amor de Dios es una verdad solo para los santos, y presentarla a los enemigos de Dios es tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos (Mt 15:26). Con la excepción de Juan 3:16, ¡ni una sola vez en los cuatro evangelios leemos acerca del Señor Jesús, el maestro perfecto, diciendo a los pecadores que ¡Dios los ama! En el libro de los Hechos, que registra las labores evangelísticas y los mensajes de los apóstoles, nunca se hace referencia al amor de Dios! Pero cuan- do llegamos a las epístolas, que están dirigidas a los santos, tenemos una presentación completa de esta preciosa verdad: el amor de Dios por los suyos. Busquemos dividir correctamente la Palabra de Dios y entonces no seremos hallados tomando verdades que están dirigidas a los creyentes y aplicándolas mal a los incrédulos. Lo que los pecadores necesitan que se les muestre es la santidad indescriptible, la justicia inflexible y exigente, y la terrible ira de Dios. Arriesgándonos al peligro de ser malinterpretados, diremos, y nos gustaría poder decírselo a todos los evangelistas y predicadores del país, que de parte de los sanos en la fe: hay demasiadas presentaciones acerca de Cristo a los pecadores de hoy, pero muy pocas de estas muestran a los pecadores su necesidad de Cristo, es decir, su condición absolutamente arruinada y perdida, su inminente y terrible peligro de sufrir la ira venidera, la terrible culpa que recae sobre ellos ante los ojos de Dios. Presentar a Cristo a aquellos a quienes nunca se les ha mostrado su necesidad de Él, es más bien, hacerse culpable de echar las perlas delante de los cerdos (Mt 7:6). Continuará...

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