¿AMA DIOS A TODOS? Capítulo 8

Lo que hemos citado en el párrafo anterior es solo una parte del versículo, ¡de hecho es la última parte del versículo! Con seguridad todos deberán admitir que la primera mitad del versículo debe tenerse en cuenta. Muchos suponen que las palabras “ninguno” y “todos” se deben entender sin tener en cuanta ninguna consideración; ¡pero para establecer el significado que muchos suponen que tienen estas palabras, primero deberían demostrar que el contexto se refiere a toda la raza humana! Y si esto no se puede demostrar, si no hay una premisa que lo justifique, entonces la conclusión también debe ser injustificada. Entonces, meditemos en la primera parte del versículo. “El Señor no retarda su promesa”. Tenga en cuenta que dice “promesa” en singular, no “promesas”. ¿A cuál promesa se refiere? ¿La promesa de salvación? ¿Dónde, en toda la Escritura, Dios ha prometido salvar a toda la raza humana? ¿Dónde? No, la “promesa” a la que se hace referencia aquí no se trata de la salvación. ¿De qué se trata entonces? El contexto nos lo dice. “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” (vv. 3-4). El contexto luego se refiere a la promesa de Dios de enviar de regreso a Su amado Hijo. Pero han pasado muchos siglos y esta promesa aún no se ha cumplido. Es cierto, pero por mucho que nos parezca una demora, el intervalo de tiempo es corto en el cálculo de Dios. Como prueba de esto, se nos recuerda: “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (v.8). En el cálculo del tiempo de Dios, han pasado menos de dos días desde que prometió enviar a Cristo de regreso. Aún más, la demora del Padre en enviar de regreso a Su amado Hijo no solo se debe a que no hubo una “debilidad” de Su parte, sino que también es ocasionada por Su “paciencia”. ¿Su paciencia hacia quiénes? El versículo que estamos considerando ahora nos dice: “sino que es paciente para con nosotros”. ¿Y a quiénes se refiere con la palabra “nosotros”? ¿La raza humana? ¿O se refiere al pueblo de Dios? A la luz del contexto, esta no es una pregunta abierta sobre la que cada uno de nosotros tenga la libertad de formarse una opinión. El Espíritu Santo lo ha definido. El versículo inicial del capítulo dice: “Amados, ésta es la segunda carta que os escribo”. Y nuevamente, el versículo inmediatamente anterior declara: “Mas, oh amados, no ignoréis esto”, etc. (v.8). Continuará...

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