CONVERSIÓN ¿QUÉ ES? Capítulo 37
6 -¡0H, QUE LOS HOMBRES PIENSEN EN ESTO A TIEMPO!
Oigan lo que dice el profeta sobre este gran asunto práctico: "Así dice Jehová: Maldito aquel que confía en el hombre, y se apoya en un brazo de carne, y cuyo corazón se aparta de Jehová. Pues será como la retama en el desierto, que no ve cuando viene el bien, sino que habita los sequedales del desierto, de una tierra salada y no habitada." (Jeremías 17: 5, 6 - VM).
Pero noten el contraste. "Bienaventurado aquel que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová mismo. Pues será como árbol plantado junto a las aguas, y que extiende sus raíces junto al río: por tanto no temerá cuando venga el calor, sino que será verde su hoja; y no tendrá cuidado en el año de sequía ni cesará de dar su fruto." (Jeremías 17: 7, 8).
Oh, lector, es una gran realidad apoyarse en el brazo del Dios vivo - hallar en Él nuestro alivio y nuestro recurso, en todo tiempo, en todo lugar, y bajo todas las circunstancias. Él nunca le falla a un corazón confiado. Él nunca nos defraudará. Él puede considerar apropiado mantenernos en espera de una respuesta a nuestro llamamiento, pero el tiempo que pasamos esperando es un tiempo bien gastado, y cuando la respuesta llega, nuestros corazones se llenan con alabanza, y podemos decir, "¡Cuán grande es tu bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti confían delante de los hijos de los hombres!" (Salmo 31:19 - VM).
Es una gran cosa poder confiar en Dios delante de los hijos de los hombres, confesar Su suficiencia para toda necesidad nuestra. Pero ello debe ser una realidad, y no una mera profesión. De nada sirve hablar de apoyarse en Dios, mientras al mismo tiempo estamos, de un modo u otro, buscando a algún pobre mortal para que nos ayude. Esto es un triste concepto falso. Pero, ¡qué lamentable! ¡cuán a menudo caemos bajo su poder! Nosotros adoptamos el lenguaje de dependencia de Dios, pero en realidad estamos buscando al hombre, y dándole a conocer nuestras necesidades. Nos engañamos a nosotros mismos, y deshonramos a Dios, y el fin es desilusión y confusión de rostro. Lector, contemplemos de cerca y honestamente este asunto. Veamos que se entienda el significado de estas preciosas palabras, "volvísteis (convertisteis) . . . a Dios." (1 Tesalonicenses 1:9 - VM). Ellas contienen la esencia misma de la verdadera felicidad y de la verdadera santidad. Cuando el corazón se vuelve realmente a Dios, ha hallado el verdadero, el divino secreto de la paz, el reposo, y la plena satisfacción, encuentra su todo en Dios, y no tiene ocasión ninguna para volverse a la criatura. ¿Estoy yo en alguna incertidumbre? Yo puedo dirigir mis ojos a Dios para ser guiado. Él ha prometido guiarme con Sus ojos. ¡Qué guía más perfecta! Continuará...

Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario