CONVERSIÓN ¿QUÉ ES? Capítulo 44

7 - SOMOS LLAMADOS “A SERVIR” ¡Oh, que todo esto fuera más plenamente realizado e ilustrado entre nosotros! ¡Qué elevación moral ello daría a la entera vida cristiana! ¡Qué respuesta triunfante ello proporcionaría al infiel! ¡Qué aplastante reprensión a todas sus sonrisas de desprecio y sus objeciones! Mejor, con mucho, que diez mil ilustrados argumentos. No existe ningún argumento tan poderoso como una vida cristiana honesta, consagrada, santa, feliz, abnegada, y esta vida puede ser exhibida por una persona cuya esfera de acción está limitada por las cuatro paredes de una cocina.* {* Es notable que, tanto en Efesios cap. 6 como en Colosenses cap. 3, la palabra dirigida a los siervos es mucho más elaborada que a cualquiera de las otras clases de personas. En Tito cap. 2, los siervos son especialmente destacados. No se habla a esposos, ni a amos, ni a hijos. No pretendemos dar razón de esto, pero no podemos evitar de hacerlo notar como un hecho muy interesante, y, muy ciertamente, nos enseña qué lugar tan importante se asigna en el Cristianismo a una persona que, en esos tempranos días de la historia de la iglesia, ocupaba el lugar de un esclavo. El Espíritu Santo se esmeró especialmente para enseñarle a una persona tal cómo él debía conducirse en su muy interesante esfera de trabajo. El pobre esclavo podía pensar que él estaba excluido del servicio a Dios. Lejos de esto, él es dulcemente enseñado que simplemente por ser su deber, como delante de Dios, él podía adornar la doctrina de Dios su Salvador, y traer gloria al Nombre de Jesús. Nada puede exceder la gracia que resplandece en esto.} Y no solamente la vida práctica de un Cristiano verdadero proporciona la mejor respuesta posible al escéptico y al infiel, sino que también enfrenta, de una manera muy satisfactoria, las objeciones de aquellos que hablan de las obras, e insisten en poner a los Cristianos bajo la ley, para enseñarles cómo vivir. Cuando la gente nos cuestiona el hecho de que nosotros no predicamos acerca de las obras, nosotros sencillamente les preguntamos, '¿Para qué deberíamos predicar acerca de las obras?' El hombre inconverso no puede hacer obra alguna, excepto "malas obras", u "obras muertas." No hay un solo pensamiento de su corazón, ni una sola palabra de sus labios, ni un solo acto de su vida, por los que él no merezca justamente las llamas de un infierno eterno. "Los que están en la carne" - las personas inconversas - "no pueden agradar a Dios." (Romanos 8:8 - VM). Continuará...

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