¿AMA DIOS A TODOS? Capítulo 13
En tercer lugar, debe notarse que Dios tiene otros propósitos en la predicación del evangelio además de la salvación de sus propios elegidos. El mundo existe para el bien de los elegidos, sin embargo otros se benefician del mundo también. Entonces, la Palabra se predica por causa de los elegidos, pero otros tienen el beneficio de un llamado externo. El sol brilla aunque los ciegos no lo vean. La lluvia cae sobre montañas rocosas y desiertos áridos, así como sobre los valles fructíferos; así también, Dios permite que el evangelio llegue hasta los oídos de los no elegidos. El poder del evangelio es una de las agencias de Dios para contener la maldad del mundo. Muchos de los que nunca son salvados por el evangelio son reformados, sus concupiscencias se refrenan y se les impide empeorar. Además, la predicación del evangelio a los no elegidos se convierte en aquello que prueba el carácter de ellos de manera admirable. Expone a los pecadores empedernidos su pecado; demuestra que sus corazones están enemistados contra Dios; justifica la declaración de Cristo de que “los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Jn 3:19). Finalmente, es suficiente que sepamos que se nos manda que prediquemos el evangelio a toda criatura. No nos corresponde a nosotros razonar sobre la coherencia entre esto y el hecho de que «pocos son los elegidos». Nos corresponde obedecer. Es cosa fácil hacer preguntas sobre los caminos de Dios que ninguna mente finita puede sondear completamente. Nosotros también podríamos volvernos y recordarle al objetor que nuestro Señor declaró: “De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón” (Mr 3:28-29), y no puede haber ninguna duda de que algunos de los judíos eran culpables de este mismo pecado (véase Mt 12:24, etc.) y, por tanto, la destrucción [de estos judíos] sería inevitable. Sin embargo, apenas dos meses después, ordenó a sus discípulos que predicaran el evangelio a toda criatura. Cuando el objetor pueda mostrarnos la coherencia de estas dos cosas, el hecho de que algunos de los judíos habían cometido el pecado imperdonable, y el hecho de que a ellos se les iba a predicar el evangelio, nos comprometeremos a proporcionar una solución más satisfactoria que la dada anteriormente para armonizar entre una proclamación universal del evangelio y una limitación de su poder salvífico hacia aquellos que Dios ha predestinado para ser conformados a la imagen de su Hijo. Continuará...
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