EL MINISTERIO DE CRISTO Capítulo 21

2- EL MINISTERIO DE CRISTO EN EL PRESENTE Éste es el amor que necesitamos, y que hallamos en su plenitud y poder divinos en el corazón del Siervo perfecto que está ceñido por siempre para servirnos delante del trono de Dios. “Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó” ¿hasta cuando? ¿En tanto se conduciesen correctamente y anduviesen con los pies sin mancha? ¡Oh, no! Ello no les hubiera servido de nada a ellos ni a nosotros. Los amó “hasta el fin”. ¡Precioso, perfecto, divino y eterno amor!, amor que se sobrepone, que sobrevive a todas nuestras manchas e imperfecciones, a todos nuestros fracasos, nuestras fluctuaciones, nuestras faltas, nuestras debilidades, nuestros extravíos y nuestros caprichos; amor que ha venido a nosotros, armado de todo lo que requería nuestra condición, y que jamás dejará de actuar por nosotros y en nosotros, hasta que nos presente en una perfección sin tacha delante del trono de Dios. La Medida De La Acción Del Señor Por Los Suyos Por último, diremos algunas palabras sobre la medida de la acción presente de Cristo por nosotros y en nosotros. Éste es un punto de inestimable valor e importancia. Ya sea que consideremos el servicio de Cristo en el pasado o en el presente, es fundamental que sepamos que la medida de uno o de otro es y no puede ser sino según los justos reclamos del santuario, del trono y de la naturaleza de Dios. Podríamos haber supuesto que esta medida se establecía según nuestras necesidades, pero tal medida habría sido insuficiente. Bien sabemos, y nos gozamos en saberlo, si pensamos en la muerte expiatoria de Cristo, que esa preciosa obra ha hecho muchísimo más que responder a la medida más profunda de nuestras necesidades como pecadores. La obra de la cruz —¡bendito sea Dios!— ha satisfecho divinamente todos los reclamos de Dios. El mero hecho de saber que los más elevados reclamos de la conciencia humana han sido satisfechos por la muerte expiatoria de Cristo, nunca daría a nuestra alma una paz sólida. Podemos estar seguros, sobre la base de la autoridad divina, de que los más elevados reclamos del gobierno, el carácter, la naturaleza y la gloria de Dios, han hallado una respuesta perfecta en la preciosa obra de Cristo. Continuará...

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