EL REMANENETE Capítulo 10

1- EL REMANENTE EN LOS TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO ¿Era esto presunción? De ninguna manera; era simple obediencia a la Palabra de Dios. Se hallaba escrito en “el libro de la ley de Dios”; escrito para ellos, y ellos obraron de acuerdo con lo que estaba escrito, “y hubo alegría muy grande”. No había ninguna pretensión, no se creían ser algo, no se jactaban ni tampoco buscaban encubrir su verdadera condición. No eran más que un pobre remanente, débil y despreciado, tomando su lugar de humillación, quebrantados y contritos, confesando sus fracasos y sintiendo profundamente que esto no era de ellos así como del pueblo en los días de Salomón, de David y de Josué. Mas ellos oyeron la Palabra de Dios, oyeron y entendieron; se sometieron a su santa autoridad y observaron la fiesta, “y hubo alegría muy grande”. Ésta, seguramente, constituye otra notable y bella ilustración de nuestro tema, a saber, que cuanto mayor es la ruina, tanto más rico es el despliegue de la gracia, y cuanto más profundas son las tinieblas, más luminoso es el resplandor de la fe individual. En todos los tiempos y en todos los lugares, el corazón contrito que confía en Dios halla una gracia infinita e inconmensurable. Dirijámonos ahora, por un momento, al final del Antiguo Testamento, al profeta Malaquías. Muchos años habían pasado desde los brillantes días de Esdras y Nehemías, y aquí nos encontramos con un cuadro muy triste de la condición en que había caído Israel. ¡Ayayay, qué rápido se había seguido el «camino descendente»! La triste historia se repite: “Te perdiste, oh Israel.” Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario