LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 19

2.2- QUÉ ES LA ASAMBLEA DE DIOS No nos incumbe asociarnos a algo. Cuando Dios nos convierte, él nos asocia, por su Espíritu Santo, a Cristo, y eso debería ser suficiente para nosotros. Cristo es el único centro de la Asamblea de Dios. Y podemos preguntar: ¿No es él suficiente? ¿No es del todo suficiente para nosotros estar “unidos al Señor”? (1.ª Corintios 6:17). ¿Por qué agregar algo a eso? “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). ¿Qué más podemos necesitar? Si Jesús está en medio de nosotros, ¿por qué pensaríamos en establecer un dirigente humano? ¿Por qué no dejamos unánimemente y de corazón que Él tome el puesto directivo y nos sometemos humildemente a Él en todo? ¿Por qué instituir una autoridad humana —bajo una u otra forma— en la casa de Dios? Pero es lo que se hace, y es conveniente hablar claramente al respecto. El hombre se ha establecido en lo que se dice que es la Asamblea. Vemos que la autoridad humana se ejerce en esa esfera en la que sólo la autoridad divina debería ser reconocida. Poco importa, en cuanto al principio fundamental, que sea un papa, un pastor, un cura o un dirigente. Es un hombre que se erige en el lugar de Cristo. Puede ser el papa que designa a un cardenal, legado pontificio u obispo en su esfera de acción; o puede ser un dirigente que designa a un hombre para exhortar u orar durante diez minutos. El principio es el mismo. Es la autoridad humana que actúa en esa esfera en la cual sólo debería ser reconocida la autoridad de Dios. Si Cristo está en medio de nosotros, podemos contar con él para todo. Ahora bien, al decir esto prevemos una muy probable objeción por parte de los defensores de la autoridad humana: ¿Cómo andaría una asamblea sin ningún tipo de dirección humana? ¿No conduciría esto a todo tipo de confusión y desorden? ¿No abriría esto la puerta a cualquiera que quisiera entremeterse en la Asamblea prescindiendo por completo de los dones o capacidades? ¿No tendríamos hombres que aparecieran en toda ocasión, acosándonos con su vana cháchara y tediosa presunción? Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario