LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 26

2.2- QUÉ ES LA ASAMBLEA DE DIOS Pero ¿qué debe hacer la asamblea cuando los abusos se deslizan en su seno? Sencillamente mirar a Cristo como el Señor de Su casa. Reconocerle en el lugar que le pertenece. Valerse del Nombre de Jesús para obrar sobre los abusos, cualesquiera sean. ¿Dirá alguno que esto no es suficiente? ¿Alguna vez esto demostró ser ineficaz? No lo creemos; no podemos creerlo. Y podemos decir con toda seguridad que, si el Nombre de Jesús no es suficiente, nunca tendremos recursos en el hombre y en su miserable orden. Con el socorro de Dios, nunca borraremos ese Nombre incomparable del estandarte a cuyo alrededor el Espíritu Santo nos ha reunido, para colocar en su lugar el perecedero de un hombre mortal. Estamos plenamente enterados de las inmensas dificultades y de las penosas pruebas que se presentan en conexión con la Asamblea de Dios. Creemos que sus dificultades y sus pruebas son perfectamente características. No hay nada bajo la bóveda celeste que el diablo aborrezca más que a la Asamblea de Dios. Él removerá cielo y tierra contra esa Asamblea. Hemos visto muchos ejemplos de ello. Un evangelista que va a un lugar a predicar la absoluta suficiencia del Nombre de Jesús para la salvación del alma, tendrá a miles pendientes de sus labios. Si el mismo siervo retorna allí más tarde y, al predicar el mismo Evangelio, da un paso más y proclama la absoluta suficiencia de ese mismo Jesús para responder a todas las necesidades de una asamblea de creyentes, se verá combatido de todos lados. ¿Por qué ocurre esto? Porque Satanás aborrece la más débil expresión de la Asamblea de Dios. Ud. puede ver una ciudad librada por siglos y generaciones a su ignorante y tonta rutina de formalismo religioso, un pueblo muerto que se reúne una vez por semana para oír a un hombre muerto que cumple un servicio muerto, y que todo el resto de la semana vive en el pecado y en la insensatez. Continuará...

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