LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 28

2.2- QUÉ ES LA ASAMBLEA DE DIOS Éste es un testimonio verdaderamente noble, y nosotros anhelamos con ardor verlo más fielmente manifestado. Podemos contar con una violenta oposición. Ocurrirá con nosotros como con los cautivos que regresaron en los días de Esdras y Nehemías. Podemos esperar que encontraremos muchos Rehum y muchos Sanbalat. Nehemías pudo haber ido a cualquier lugar del mundo entero a construir un muro que no fuese el de Jerusalén, y Sanbalat nunca lo habría molestado. Pero reconstruir el muro de Jerusalén era una ofensa imperdonable. ¿Por qué? Justamente porque Jerusalén era el centro terrenal de Dios, alrededor del cual él quiere todavía reunir las restauradas tribus de Israel. Éste era el secreto de la oposición del enemigo. Y nótese su afectado desprecio: “Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará” (Nehemías 4:3). Y, sin embargo, Sanbalat y sus aliados no fueron capaces de derribarlo. Ellos podrían haber hecho cesar la obra a causa de la falta de fe y energía de los judíos; pero no habrían podido derribarlo una vez que Dios lo hubiera levantado. ¡Qué parecido con el momento actual! Seguramente no hay nada nuevo bajo el sol. Hoy también existe un afectado desprecio, pero, además, una real alarma. Si aquellos que se reúnen en el Nombre de Jesús tuviesen solamente un corazón más fiel a su bendito centro, ¡qué testimonio darían! ¡Qué poder! ¡Qué victoria! ¡Con qué fuerza llamaría la atención a su alrededor! “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo.” No hay nada semejante bajo el sol, por débil y despreciable que sea. El Señor sea loado por levantar semejante testimonio para sí en estos últimos días. ¡Quiera Él incrementar grandemente la eficacia del mismo por el poder del Espíritu Santo!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario