LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 29

2.3- EL PODER POR EL CUAL SE REÚNE LA ASAMBLEA Enfoquemos ahora nuestro tercer punto, a saber: cuál es el poder por el que se reúne la Asamblea. Aquí también el hombre y su acción son puestos a un lado. No es la voluntad del hombre la que elige, ni su razón la que descubre, ni su juicio el que prescribe, ni su conciencia la que exige: es el Espíritu Santo el que reúne a las almas en torno a Jesús. Como Jesús es el único centro, así también el Espíritu Santo es el único poder que congrega. El uno es tan independiente del hombre como el otro. Ocurre “donde están dos o tres congregados”. No dice «donde dos o tres se encuentran”. Las personas pueden encontrarse alrededor de un centro, en un terreno, por una influencia cualquiera, y meramente formar un club, una sociedad, una asociación, una comunidad. Pero el Espíritu Santo congrega a las almas hacia Jesús, en el terreno de la salvación; y dondequiera que ello tenga lugar, eso es la Asamblea de Dios. Puede no abarcar a todos los santos de Dios de la localidad, pero ella está realmente en el terreno de la Asamblea de Dios, y nada más lo está. Puede consistir solamente de “dos o tres”, y puede haber centenares de cristianos en los diversos sistemas religiosos que les rodean; con todo, los “dos o tres” estarían en el terreno de la Asamblea de Dios. Ésta es una verdad muy sencilla. Una alma, guiada por el Espíritu Santo, se reunirá sólo hacia el Nombre de Jesús; y si nosotros nos reunimos hacia cualquier otra cosa, sea hacia algún punto de la verdad, o de alguna ordenanza, en ese aspecto no somos guiados por el Espíritu Santo. No es cuestión de vida o de salvación. Miles son salvos por Cristo sin que por eso le reconozcan como su Centro. Ellos se reúnen alrededor de alguna forma de gobierno eclesiástico, alrededor de alguna doctrina favorita, de alguna ordenanza especial, de algún hombre dotado. El Espíritu Santo jamás congregará en torno a alguien o a alguna cosa. Él sólo congrega alrededor de un Cristo resucitado. Esto es verdad respecto de toda la Iglesia de Dios en la tierra; y cada asamblea local, dondequiera se reúna, debería ser la expresión de la Iglesia en su totalidad. Continuará...

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