COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 16

Tomo I 4- EL CRISTIANO Y LA LEY ¿Es la ley una «regla de vida» para el cristiano? La ley nunca podría enseñarme a amar, a bendecir y a orar por mis enemigos; pero esto es precisamente lo que el Evangelio me enseña a hacer, y lo que la nueva naturaleza me lleva a hacer. “El cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10), y si yo no obstante fuese a buscar justificación por la ley, estaría perdido; y si fuese a hacer de la ley mi norma de acción, erraría totalmente mi propio blanco. Fuimos predestinados para ser conformados, no a la ley, sino a la imagen del Hijo de Dios. Debemos ser como Él. (Véanse los siguientes pasajes: Mateo 5:21-48; Romanos 8: 29; 1.ª Corintios 13:4-8; Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14-26; Efesios 1:3-5; Filipenses 3:20, 21; Filipenses 2:5; Filipenses 4:8; Colosenses 3:1-7). A algunos les parece una paradoja que se diga que “la justicia de la ley se cumple en nosotros” (Romanos 8:4) y a la vez que no podemos ser justificados por la ley, ni hacer de la ley nuestra regla de vida. Sin embargo, así es si hemos de formar nuestras convicciones por la Palabra de Dios. Tampoco para la mente renovada existe la menor dificultad en el entendimiento de esta bendita doctrina. Nosotros estábamos, por naturaleza, “muertos en nuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1), y ¿qué puede hacer un hombre muerto? ¿Cómo puede un hombre obtener la vida guardando aquello que requiere vida para poder ser guardado; una vida que no tiene? Y ¿cómo obtenemos nosotros la vida? Cristo es nuestra vida. Vivimos en Aquel que murió por nosotros; somos bendecidos en Aquel que fue hecho maldición por nosotros al ser colgado en un madero; somos justos en Aquel que fue hecho pecado por nosotros; somos traídos cerca en Aquel que fue arrojado fuera por nosotros (Romanos 5:6-15; Efesios 2:4-6; Gálatas 3:13). Teniendo así, pues, vida y justicia en Cristo, somos llamados a andar como Él anduvo, y no simplemente a andar como un judío. Somos llamados a purificarnos así como él es puro; a andar en sus pisadas; a anunciar sus virtudes; a manifestar su Espíritu (Juan 13:14, 15; Juan 17:14-19; 1.ª Pedro 2:21; 1.ª Juan 2:6, 29; 1.ª Juan 3:3). Concluiremos nuestras observaciones sobre este tema sugiriendo al lector dos preguntas, a saber: (1) ¿Podrían los Diez Mandamientos sin el Nuevo Testamento ser una regla de vida suficiente para el creyente? (2) ¿Podría el Nuevo Testamento sin los Diez Mandamientos ser una regla de vida suficiente? Continuará...

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