LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 32

2.3- EL PODER POR EL CUAL SE REÚNE LA ASAMBLEA Puede ser que se nos pregunte: «¿Dónde encontrará Ud. todo esto aquí abajo?». ¡Ah! ésta es la cuestión. Una cosa es presentar un bello ideal sobre el papel y otra realizarlo en medio del error, de la caída y de la flaqueza. Merced a la gracia, algunos de nosotros hemos probado, a veces, un poco de esta bendición. Hemos gozado, ocasionalmente, momentos celestiales en la tierra. ¡Ojalá podamos tenerlos más! Quiera el Señor, en su gran misericordia, elevar el carácter de la Asamblea de Dios en todo lugar! ¡Quiera él aumentar grandemente nuestra capacidad para gustar una comunión más profunda y un culto más espiritual! ¡Quiera él también capacitarnos para caminar así, en la vida privada de cada día, juzgándonos a nosotros y a nuestra marcha, en su santa presencia, para que, al menos, no resultemos una masa de plomo o un detrimento para la Asamblea! Y luego, aun cuando tal vez seamos capaces de llegar prácticamente a la verdadera noción de lo que es la Asamblea, no nos contentemos con algo menos. Aspiremos sin vacilación a alcanzar el nivel más elevado, y pidamos ardientemente que podamos lograrlo. Con respecto al terreno de la Asamblea, debemos asirnos a él con celosa tenacidad y nunca avenirnos a ocupar, ni por un instante, cualquier otro. Con respecto al tono y carácter de la Asamblea, ellos pueden variar y variarán inmensamente, lo que dependerá de la fe y espiritualidad de aquellos que están reunidos. Cuando se sienta que ese tono está bajo, cuando se sienta que las reuniones no son provechosas, cuando frecuentemente se digan y se hagan cosas que los hermanos espirituales sientan que están totalmente fuera de lugar, que todos aquellos que lo sientan esperen en Dios, esperen continuamente, esperen con fe, y él, con toda seguridad, escuchará y responderá. De este modo, las mismas pruebas y ejercicios que son peculiares de la Asamblea de Dios, tendrán el feliz efecto de impulsarnos tanto más hacia él, y así del devorador saldrá comida, y del fuerte saldrá dulzura (Jueces 14:14). Continuará...

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