LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 36

2.4- LA AUTORIDAD SEGÚN LA CUAL SE REÚNE LA ASAMBLEA Parece que no supieran qué hacer con ellas. Extraen piedras de la cantera, pero no las ensamblan para hacer con ellas un edificio. Por consecuencia, las almas son dispersadas acá y allá, algunas siguen un curso inconstante, otras viven en el aislamiento, todas extraviadas con relación al verdadero terreno de la Iglesia. Ahora bien, nosotros creemos que todas estas personas encontrarían su lugar en la Asamblea de Dios. Deberían ser agregadas a la Asamblea para tener “comunión en el partimiento del pan y en la oración”. Deberían “reunirse el primer día de la semana, para partir el pan”, pendientes del Señor Jesús para que él las edificase por boca de quien él lo deseara. Ésta es la senda sencilla, la idea normal, divina, la que tal vez exija más fe para ser realizada, a causa de las numerosas sectas que actualmente están en conflicto, pero, sin embargo, es el camino simple y verdadero con respecto a la congregación. Prevemos, por supuesto, que todo esto será tildado de proselitismo, prejuicio y espíritu partidista por aquellos que parecen considerar como el más elevado ideal de liberalidad cristiana y magnanimidad hacia el cristianismo poder decir: «Yo no pertenezco a nada.» ¡Extraña y anómala posición! Se reduce simplemente a esto: es alguien que profesa el nihilismo con el objeto de eludir toda responsabilidad e ir con todos y con todo. Ésta es una senda muy fácil para la naturaleza —particularmente la afable—, pero veremos lo que resultará de ella en el día del Señor. Por ahora la consideramos como una positiva infidelidad a Cristo, de la cual quiera el buen Señor liberar a su pueblo. Pero ninguno se imagine que nosotros querríamos así señalar oposición entre el evangelista y la Asamblea. Nada está más lejos de nuestros pensamientos. El evangelista debería salir del seno de la Asamblea en plena comunión con ella; debería trabajar no sólo para reunir las almas en torno a Cristo, sino también para llevarlas a la Asamblea, en la cual los pastores dotados por Dios las instruirían. Continuará...

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