LA ASAMBLEA DE DIOS CAPÍTULO 37

2.4- LA AUTORIDAD SEGÚN LA CUAL SE REÚNE LA ASAMBLEA No tenemos el menor deseo de cortarle las alas al evangelista sino tan sólo de guiar sus movimientos. Estamos maldispuestos para ver una auténtica energía espiritual derrochada en un servicio incierto o incompleto. Sin duda, es un gran resultado traer almas a Cristo. La unión de una alma con Cristo es un trabajo hecho para siempre. Pero los corderos y las ovejas ¿no deben estar reunidos y cuidados? ¿Alguien puede estar satisfecho de adquirir ovejas y luego dejarlas errar por donde ellas quieran? Seguramente que no. Pero ¿dónde deberían estar reunidas las ovejas de Cristo? ¿En los corrales dispuestos por el hombre o en la Asamblea de Dios? En la última, incuestionablemente, pues ella, aunque sea débil, despreciada, denigrada y maldecida, es el lugar apropiado para todos los corderos y ovejas del rebaño de Cristo. Aquí, sin embargo, habrá responsabilidad, cuidado, ansiedad, trabajo, una constante necesidad de vigilancia y oración, todo lo que la carne y la sangre querrían evitar en lo posible. Hay algo muy agradable y atractivo en la idea de ir por todo el mundo como evangelista, teniendo a miles pendientes de sus labios y a centenares de almas como sellos de su ministerio; pero ¿qué deberá hacerse con esas almas? Mostrarles por todos los medios que su verdadero lugar está en la Asamblea de Dios, en la cual, a pesar de la ruina y apostasía del cuerpo profesante, ellas pueden gozar de la comunión espiritual, del culto y del ministerio. Ello implicará muchas pruebas y ejercicios penosos. Esto fue así en los tiempos apostólicos. Aquellos que realmente cuidaban del rebaño de Cristo tenían que derramar muchas lágrimas, hacer subir oraciones fervientes, pasar noches en vela. Pero también, con todo ello, gustaron la dulzura de la comunión con el Pastor principal; y, cuando él aparezca, aquellas lágrimas, oraciones y desvelos serán recordados y recompensados; mientras que los falsos pastores que, sin compasión, sólo toman el báculo pastoral para usarlo como un instrumento de crueldad contra las ovejas y de vergonzosa ganancia, tendrán sus rostros cubiertos con eterna confusión. Podríamos concluir aquí si no fuera porque estamos ansiosos por responder a tres preguntas que podrían acudir a la mente del lector. Continuará...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario