COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO1 CAPÍTULO 39

Tomo I 9- ¿ES CORRECTO QUE LAS MUJERES HABLEN, OREN O ENSEÑEN EN PÚBLICO? “¿Qué dice la Escritura?” Respuesta a una carta: En conclusión, pues, querido amigo, sólo quisiéramos expresar nuestra siempre profunda convicción de que el hogar es, preeminentemente, la esfera de actividad de la mujer. Ella puede moverse allí con gracia y dignidad moral. Puede brillar allí ya como esposa, como madre o como dama, para gloria de Aquel que la ha llamado a ocupar esas santas relaciones. Allí se desarrollan los más bellos rasgos del carácter femenino, rasgos que son completamente desfigurados cuando ella abandona su trabajo doméstico y usurpa el dominio de predicador público. Ya en varias otras ocasiones hemos desarrollado el tema de las hermanas enseñando y predicando. Creemos que es claramente opuesto a las Escrituras que una mujer hable en la Iglesia, o que enseñe, o que usurpe de una u otra manera autoridad sobre el hombre (1.ª Timoteo 2:8-14). Pero si hubiese una reunión de carácter privado, social, entonces, a nuestro juicio, hay libertad para la libre comunicación de pensamiento, siempre que la mujer guarde el lugar que le ha sido asignado por la voz de la naturaleza y por la Palabra de Dios. A juzgar por el tono de su carta, estamos persuadidos de que el Señor le guiará en la senda de servicio correcta. No se nos dice de manera específica cómo aquellas mujeres “combatieron en el evangelio” juntamente con Pablo, pero sabemos que hay miles de maneras en que una mujer puede servir en el Evangelio sin jamás dar un paso afuera de esa esfera de actividad que propiamente le pertenece. En cuanto a las mujeres casadas, cada vez estamos más persuadidos de que el hogar es preeminentemente su lugar. Ella tiene allí una sagrada y elevada esfera de actividad en la cual puede servir estando plenamente consciente de que se encuentra exactamente en el lugar donde la mano de Dios la colocó, y donde su Palabra la dirige. ¡Quiera el Señor bendecirla y guardarla! Continuará...

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