COLECCION DE ESCRITOS MISCELANEOS TOMO 1 CAPÍTULO 33

Tomo I 8-EL MATRIMONIO (Respuesta a una carta) No nos sentimos con libertad de ofrecerle ningún consejo respecto de su situación. Usted debe acudir solamente a Dios. Cada uno debe aprender por sí mismo, en comunión con Dios, cuál es su propia senda en este solemne asunto. Siempre hemos encontrado que aquellos que fueron los más apresurados para ofrecer consejos, fueron los más incompetentes para darlos; mientras que, aquellos cuyo consejo merecía ser tomado en cuenta, fueron los más pausados para darlo. No vaya a suponer, querido amigo, que somos indiferentes a sus ejercicios; al contrario, nos condolemos profundamente de ellos; pero nosotros creemos que usted debe pedir consejo a Dios. 1.ª Corintios 7:32-34 enseña, muy ciertamente, que los solteros son los que más libertad tienen de cuidados; pero el versículo 7 enseña con claridad que “cada uno tiene su propio don de Dios”; y cada uno debe saber, por sí mismo, cuál es su propio don. Una cosa es decir: «Siga el ejemplo de Pablo», y muy otra tener el «propio don» para hacerlo. Es un error fatal que uno aparente andar en una senda para la que Dios no le ha dado ningún llamamiento ni le ha dotado de poder espiritual. Debemos recordar, en estos días de ritualismo y de renovado monasticismo, que el matrimonio es una institución santa y honrosa, establecido por Dios en el huerto del Edén; aprobado por su presencia en Caná de Galilea y declarado ser honroso en todo, por su Espíritu, en Hebreos 13:4. Esto es suficiente en cuanto al principio general; mas, cuando consideramos los casos individuales, cada uno debe ser guiado por Dios. A él lo encomendamos a usted muy afectuosamente. Continuará...

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